Tras más de veinte poemarios, tres novelas y dos volúmenes de cuentos publicados, Nicolás del Hierro (Piedrabuena, Ciudad Real, 1934)continúa entregado con devoción al mundo de las letras. Su obra, incesante y rigurosa, ha contado con un amplio reconocimiento por parte de la crítica y se ha vistorefrendada con numerosos galardones.
Tras la edición de “Nada, este es el mundo” (1986) y “Ojos como la noche” (1997), ve la luz, “Una ventana abierta” (Ediciones C & G. Puertollano, 2014) su tercera compilación narrativa, que reúne, esta vez,veintisiete relatos.
A Jorge Luis Borges le gustaba presumir de su predilección por el cuento y de su poca pasión por el género novelístico: “El cuento me gusta, lo veo de golpe, y esto espolea mi actividad. Hay novelas espléndidas, no digo que no; pero la novela puede fabricarse. Un cuento o un poema, no", llegó a declarar el maestro argentino.
Y de versos y de narraciones cortas, sabe y mucho, Nicolás del Hierro, porque en ambos casos, su pluma se mueve con la solvencia de quien domina desde hace tiempo la forma y los recursos que vertebran tan nobles géneros.
Dividido en cuatro apartados, el primero de ellos, “Cinco estrellas”, se apoya en algunos de los momentos y anécdotas que el propio autor pudo vivir a lo largo de sus años laborables en un lujoso hotel madrileño. Combinadashábilmente realidad y ficción, el lector se puede adentrar por “Una ventana abierta”, en la singular figura del bueno de “Manuel, Manolo, Manolón” y el desarraigo que siente elyo narrativo al comprobar cómo en ese lugar de trabajo “no puedo hablar de versos con ninguno de los que me rodean en este trabajo”.
La incrédula prostituta que anida en “Mirga”, o la sensual y erótica mujer francesa que solicita -con “Una pícara sonrisa”- que el encargado del servicio de habitaciones atienda una y otra vez sus caprichos culinarios, se tornan también originales protagonistas de esta sección inicial.
Bajo el titulo de “Destinos concretos”, se reúnen cuatro piezas que sorprenden por su vigencia y actualidad temáticas. Por ejemplo, en “Contrato para el extranjero” y “Fotografías de una guerra”, surgen los complejos y desconsoladores aspectos de la emigración, y la rabia y el dolor que generan los conflictos bélicos.
En “Personas y lugares”, dos ciudades tan emblemáticas y llenas de lirismo, como Toledo y Cuenca, constituyen los principales atractivos de dos sugerentes historias, “Inés, sencillamente Goñi” y “Toledo en la leyenda”.
Como coda, “Testimoniales”, agrupa diez cuentos, de los que sobresalgo, “El abuelo” y “Billete de vuelta”, puesel escritor manchego hace gala aquí de una excelente sensibilidad prosística,de una depurada destreza verbal.
Dice Luis Díez Cacho en su prefacio que esta “ventana abierta a través de la que Nicolás del Hierro siente y abriga esperanzas, no es otra que sus dos pupilas y su mirada sincera y perspicaz que pretende atrapar todos los sentimientos, todas la emociones”.
Y sin duda que los atrapa, al igual que atrapará a los lectores, con su sabia capacidad de síntesis y su versatilidad literaria.
Por otra parte, como una prueba más de su generoso humanismo, los beneficios que genere la venta del volumen irán destinados a la Asociación Española contra el Cáncer.
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