Fuentes de la investigación concretaron a Efe que el hombre, de 35 años, identificado como J. M. Y. S, y que habría llegado a encontrarse con cinco de los menores con los que contactó por Internet, ingresó en la prisión provincial el 4 de abril tras declarar ante el juez, quien le atribuyó la presunta autoría de delitos de inducción a la prostitución y de corrupción de menores.
El hombre, quien habría contactado por Internet con más de doscientos menores, habría cometido un delito de abuso en Tomelloso en 2002, dos años antes de que alertara a las autoridades de la existencia de una bomba en un colegio de Padul (Granada) en un aviso que, tal y como se comprobó entonces, resultó ser falso.
Aunque las investigaciones emprendidas dentro de la operación Dora por las unidades de Atención a la Mujer y al Menor, y de Investigación de Delitos Telemáticos continúan abiertas, los agentes ya han podido determinar que el presunto pedófilo logró mantener encuentros con al menos cinco de sus víctimas.
En estos momentos se analiza el material intervenido, entre el que destacan las direcciones de correo electrónico de más de doscientos menores, todos ellos varones, con las que contaba el hombre, para determinar si se produjeron más encuentros o si el contacto con ellos se limitó a la red, lugar en el que hacía múltiples comentarios sexuales a sus víctimas, en algunos casos a través de la webcam.
Frecuentaba lugares con gran afluencia de niños
Para contactar con los menores, este hombre, afincado en una casa de huéspedes de la capital y dedicado a ejercer la mendicidad en mercadillos y centros de ocio, frecuentaba lugares con gran afluencia de niños, como ludotecas o pabellones deportivos, además de ataviarse con prendas juveniles, esencialmente raperas.
De hecho, en una de las cuatro cuentas de correo electrónico de las que disponía para conectarse indistintamente al Messenger el ahora detenido empleó el nombre de un conocido cantante de rap español.
Para desarrollar sus actividades delictivas, J. M. Y. S. se conectaba a Internet en locutorios o cibercafés, desde donde contactaba en un primer paso con los menores a través de un chat para, acto seguido y emulando ser un chaval de entre once y doce años, lograr que éstos le facilitaran su dirección de Messenger.
En este ámbito más privado, el hombre intentaba obtener la dirección, el teléfono y el centro de estudios de cada menor, además de instar a mantener encuentros a los que veía más vulnerables, que era a quienes ofrecía contactos sexuales a cambio de dinero.
Las investigaciones que permitieron el arresto el pasado 2 de abril de este hombre, que continúan abiertas, se iniciaron después de que una vecina de Almería interpusiera una denuncia al sospechar tras analizar los ordenadores de dos menores de su familia que éstos habían mantenido contactos con un pedófilo.
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