El seguimiento de las inspecciones de trabajo es muy complicado en Palmas Altas. Es la conclusión a la que llegan los representantes sindicales y los expertos jurídicos consultados por este periódico para arrojar luz sobre la situación de la plantilla de Abengoa, ante la ausencia de versión oficial por parte de la empresa, que continúa sin atender los requerimientos de información realizados desde este periódico.
“Igual que CCOO, nosotros tampoco tenemos certeza de que se esté cumpliendo la ley en Palmas Altas”, decía el representante de la Federación del Sector TIC de UGT, Miguel Marín, quien confirma, como lo hicieron antes los otros sindicatos consultados, que les consta que han existido las inspecciones de trabajo pero que desconocen su alcance.
El problema, según reconocen, es que el inspector de trabajo llega a Palmas Altas y le acompaña siempre el responsable de Recursos Humanos. “Si tienes al lado al jefe supremo, no sirve para nada”, explica Marín, que reconoce que una sección sindical permitiría que el funcionario se dirigiera directamente a ella para recabar información sin la interferencia de ningún directivo de la empresa, que “tiende a suavizar mucho las cosas”.
El becario que explotó
Sí que tienen constancia de que en una ocasión, uno de los inspectores se topó con un becario que, tras casi un año de promesas, no iba a continuar. “Se explayó”, resume Marín, contando cómo el joven le contó al funcionario que estaba harto de trabajar, las diez horas diarias que echaba al día y los malos modos que tenía que soportar.
El resultado de aquella inspección, como de otras tantas, se desconoce. Desde la Inspección de Trabajo insisten en que están sometidos a la Ley de Protección de Datos y sólo ofrecen información al denunciante (imposible si la denuncia es anónima) y a la empresa si se abren expedientes, que Abengoa siempre ha negado hasta ahora.
Según Alberto Benítez Sanabria, de Juristas Laboralistas, esta situación se repite en empresas “muy fuertes” en las que los trabajadores incluso tienen hasta “idealizada” a la compañía.
Reconoce que han tenido muchas consultas pero las inspecciones de oficio no suelen concluir en sanciones, especialmente con la crisis. Al final, llega el despido y las denuncias: “los letrados de Abengoa tienen un filón con tantos despidos”, reconoce.
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