La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha anunciado el inicio de un estudio para aprovechar la escombrera resultante de la explotación minera en la localidad sevillana de Aznalcóllar de tal manera que, una vez restaurada, pueda servir para habilitar un nuevo embalse que, por un lado, pueda tener un uso industrial al suministrar agua a la mina cuando ésta reanude su actividad y, por otro, quepa la posibilidad de que ese agua pueda regar la conocida como comarca de la fresa, de tal forma que se puedan cerrar pozos del acuífero de Doñana y aliviar así la presión sobre éste.
En una entrevista concedida a Europa Press, el presidente de la CHG, Manuel Romero, ha incluido esta opción dentro de la planificación hidrológica que el organismo realiza en el marco del vigente plan hidrológico de cuenca, cuya revisión comenzó poco después de su aprobación en mayo de 2013, debido al "absolutamente insostenible" retraso.
Y es que, según ha recordado Romero, el gobierno anterior "no hizo los deberes", mientras que el actual Ejecutivo "ya ha hecho prácticamente todos los planes". "O hacemos nuevos planes hidrológicos o no cogeremos el ritmo, lo que significará sanciones en Europa y no ser escuchados ni que se tenga en cuenta la singularidad de los problemas de España, ya que, por ejemplo, los problemas de Centroeuropa o el Norte son totalmente distintos".
La construcción de nuevas infraestructuras se incluye en la programación por el hecho de que dentro del plan de cuenca solo está regulada el 53 por ciento de la misma, un porcentaje que, pese a todo, supone una regulación razonable en relación con otras comarcas y permite que en épocas de sequía, como la sobrevenida en el periodo 2010-2011, se pueda atender la demanda del regadío con cierta capacidad.
Así, lo más regulado del Guadalquivir es la margen derecha (Sierra Morena), donde "casi todos los afluentes cuentan con un embalse o dos", mientras que en la izquierda se concentra la parte que no se regula cuando llueve, con "mucho terreno" desde el embalse de Iznájar, donde desagua la cabecera del río Genil y la zona de Sierra Nevada-Granada, hasta Palma del Río (Córdoba): de ahí los recurrentes problemas de inundaciones que hasta ahora se han dado en municipios como Écija, Badolatosa o Jauja. Por ello, una de las principales prioridades del plan pasa por la construcción del embalse de San Calixto, entre Sevilla y Córdoba.
También se encuentra "en fase bastante avanzada de estudio" la regulación del embalse del Agrio de Aznalcóllar, con estructuras que se "abandonan" cuando ocurre la catástrofe ecológica de Boliden en 1998. Asimismo, y ya fuera del territorio andaluz, se ha aprobado la construcción del embalse de Castillo de Montizón (Ciudad Real), para garantizar el abastecimiento de la comarca de Campos de Montiel.
Por último, la CHG se encuentra terminando dos presas que serán "muy importantes" para el riego en Jaén: Siles, que estaría en servicio a finales de 2015, y la Balsa del Cadimo, mientras que han entrado en funcionamiento pantanos como La Breña II o Montoro-Arenoso. El embalse de Melonares, en Sevilla y pendiente de concluir las obras de las conducciones, vería finalizados sus trabajos antes del próximo ejercicio.
Otra de las ventajas del plan es que otorga una evaluación de impacto ambiental estratégica, con lo que todos los proyectos que estén incluidos verán luego facilitada su tramitación ambiental.
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