La tribuna de Viva Sevilla

Los problemas del orujo

Las energías renovables mediante cogeneración y producción con biomasa del olivar son fundamentales para el buen funcionamiento empresarial del sector orujero; pero también lo son, sin lugar a dudas, para el oleícola en general. Somos un circuito perfectamente cerrado y éste no se puede romper.

Dentro del sector del aceite de oliva, las empresas orujeras se encuentran en la última fase del proceso productivo y son las “responsables” de la valorización de todo el subproducto generado durante la fabricación del maravilloso aceite de oliva virgen (virgen extra, virgen y lampante).

El trabajo realizado por las extractoras es fundamental al valorizar el 80 por ciento del peso de la aceituna; de cada 100 kilos de aceituna que llegan a la almazara sólo 20 kilos salen como aceite de oliva virgen, mientras que los 80 kilos restantes (pulpa, piel, hueso y agua vegetal) van a la extractora. Es evidente, por tanto, que sin el trabajo de las extractoras, simplemente, se paralizaría la producción del aceite de oliva.


El proceso de valorización es sencillo aunque poliédrico funcionalmente. A las extractoras llega desde las almazaras y en forma de avalancha -en sólo 3 meses- el orujo de dos fases (alpeorujo) con una humedad del 70 por ciento. Este orujo graso húmedo se almacena en grandes balsas debido a la imposibilidad material de procesarlo directamente por las orujeras. Las cifras son fáciles: en España hay 1.755 almazaras y sólo 63 extractoras para procesar todo el subproducto generado.


Una vez que está en las balsas, el proceso de valorización empieza con un deshuesado, posteriormente -aunque no en todas las extractoras- una centrifugación en un decanter, proceso también conocido como “repaso”, para obtener aceite de orujo físico. Una vez “repasado” se seca para conseguir una humedad del 8 por ciento (el 62 por ciento restante se evapora por las chimeneas). De esa forma, conseguimos el orujo graso seco del que, una vez extractado, se obtiene aceite de orujo de oliva crudo extractado y orujillo.


Desde el año 2002 hasta el 2010, y bajo el auspicio del Gobierno y del BOE, cumpliendo de esta forma las directivas europeas de reducción de emisiones y producción de electricidad mediante energías renovables, se establecieron en España 17 extractoras con cogeneración, con una potencia total instalada de 250 MW (de ellas, tres funcionan con un sistema de generación con biomasa del olivar y posterior secado).


Las inversiones realizadas por las empresas se hicieron auspiciadas bajo el paraguas del Real Decreto 661/2007, de 25 de mayo, en el que se regulaba la actividad de producción de energía eléctrica en régimen especial y en el que se establecían unas primas por Mega Vatio (MW) generado durante un periodo de 15 años desde la puesta en marcha de la instalación. En la actualidad más del 50% del orujo graso húmedo producido en las almazaras se procesa en extractoras con cogeneración o generación a partir de biomasa del olivar.


Con la llegada del actual Gobierno, en el año 2012, y bajo el fin último de reducir el déficit tarifario que sufre el país, comenzaron una serie de reformas en el sector eléctrico: paralización de nuevos proyectos de energías renovables, implantación de nuevos impuestos o aprobación de reglamentos. El Real Decreto Ley 9/2013, de 12 de julio, es la mejor prueba de ello, y en él se elimina de un plumazo la retribución por MW producido, pasando a un complejo sistema en el que la retribución a las empresas llega por tres vías distintas. Es decir, se cambia el statu quo y se lleva a las empresas a una indefinición jurídica y empresarial difícil de asumir.


Por ello, los cambios que se están llevando a cabo en materia energética por parte del Gobierno central nos dan en la línea de flotación y hacen que veamos el futuro con mucha preocupación.
Las energías renovables mediante cogeneración y producción con biomasa del olivar son fundamentales e imprescindibles para el buen funcionamiento empresarial del sector orujero; pero también lo son, sin lugar a dudas, para el oleícola en general. Somos un circuito perfectamente cerrado y éste no se puede romper; si algún eslabón de la cadena se parte todos resultaremos perjudicados. Esperemos que el Ejecutivo que dirige el presidente Mariano Rajoy sea capaz de ver esta realidad.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN