La tribuna de Viva Sevilla

Antonio Machado, 75 años

Machado es, sin duda, uno de los más completos y originales autores de la literatura en lengua española, representante de la tradición que llega hasta él y de la modernidad que surge con él, un poeta pensador, filósofo y agudo crítico de la España que le tocó vivir.

El 22 de febrero de hace 75 años moría Antonio Machado en Colliure, a la edad de 64 años, en el Hotel Bougnol-Quintana. Era el poeta uno de los muchos que cruzaron la frontera a pie camino del exilio y, como tantos otros, no llegaron a padecerlo, por su muerte en el camino. También se perdió Don Antonio la dolorosa experiencia de los campos de concentración a los que podría haber sido destinado, como los de Argelès-sur-Mer,  Barcarés o Saint-Cyprién, en la zona de Perpignan, donde hubiera tal vez coincidido con el también andaluz Manuel Andújar.


Sin distraer de su importancia a poetas como Bécquer, Juan Ramón o García Lorca, por citar tres generaciones de andaluces, no me cabe duda de que Machado es, sin duda, uno de los más completos y originales autores de la literatura en lengua española, representante de la tradición que llega hasta él y de la modernidad que surge con él, un poeta pensador, filósofo y agudo crítico de la España que le tocó vivir, a la vez que mostraba la esperanza de una España nueva y distinta, que rompiera con aquellos versos suyos: “Españolito que vienes al mundo/ te guarde Dios/ Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón.


  Mis varios trabajos publicados sobre Machado no impiden que aún sienta conmoción al escribir de él. En el año 2009, al cumplirse 70 años de su muerte, fuimos a Colliure una especie de delegación de andaluces, encabezados por la presidenta del Parlamento, y tuvimos la excepcional suerte, que pocos han tenido, de que se nos abrieran las puertas del Hotelito donde murió, aún en manos de los herederos de sus antiguos dueños.  Para mí fue una fuerte impresión observar de cerca la misma cama de tubos y la colcha donde murió, el lavabo y su mesa, todo intacto, según nos contaron. Estábamos en silencio y, sin mucha conciencia de lo que hacía, me senté al borde de la cama. Algunos me miraron como si hubiera cometido un sacrilegio, pero yo entiendo que la poesía se engrandece con el tacto, con el contacto directo.


Bajamos luego al cementerio y encontramos una multitud de seguidores, muchos de ellos viejos republicanos, con sus banderas, llegados sobre todo de España y de Francia. Al fondo se oía la cálida voz de Paco Ibáñez, cantando los poemas del maestro.  Cuando uno admira la obra de un poeta, de un artista, la admiración por la persona y por su biografía es ineludible. Resulta además curioso que tal vez sea el poeta que mejor ha cantado (incluso críticamente) a Castilla, siendo andaluz, a la vez que ensalza (también críticamente) a su tierra de origen. No me cabe duda de que Machado está y estará en la historia literaria durante muchos siglos, si es que llegamos.

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