Con independencia del tono con que desde algunos miembros del equipo de gobierno se suscitan los debates en pleno, que siguen creando situaciones de tensión y de crispación y que por cierto nos resistimos a seguir por prescripción facultativa, reconocemos que en el tema del Banco de España algunos de los argumentos esgrimidos por el alcalde y su concejal en esta sesión en la que planeaban inminentes acontecimientos políticos con aires de cambio, son congruentes y el PSOE debería saber distinguir cuando debe y cuando no jugarse todo su crédito a favor de la Junta. Hemos defendido la conveniencia de sentarse en una mesa y cantarse las cuarenta para tras el desahogo dialéctico convencerse de la necesidad de los acuerdos. Desde el punto de vista de la defensa de los intereses de la ciudad es normal que el actual Ayuntamiento, al que hay que reconocer la gestión política de que el edificio sea ya propiedad de Jaén, hable de cesión de la obra emblemática de Moneo en la capital, aunque sea para cincuenta años, y no de regalo, porque hay que preservar el fin y esta es una práctica legal responsable. También se entiende que se apueste por no alargar los plazos innecesariamente como pretende la Consejería de Educación, pasar de tres años, que es un tiempo prudencial, a cinco, que plantea desconfianza, habida cuenta del escenario de incumplimientos y de la obligación que tiene Jaén de exigirle compromisos al gobierno andaluz, para que no se repitan más casos tan sangrantes como el Museo Ibero o el centro de salud de Expansión Norte.
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