Jerez

Los vecinos del centro histórico se libran del ‘foco’ del botellón

Los propietarios de la discoteca Bereber aseguran que \"no están en contra de los vecinos\" y que su decisión no tiene nada que ver con ellos. Ya tienen \"inversores de confianza\" interesados en el local

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De un año para atrás oir hablar de la discoteca Bereber, exceptuando casos de conciertos y actuaciones de flamenco concretos de renombre, era hablar forzosamente de botellón ilegal, denuncias de la Policía Local y malestar de los vecinos del centro histórico. Estos últimos llegaron a protagonizar varias patrullas en las noches del pasado verano para mostrar explícitamente a los agentes en las condiciones en las que tenían que intentar conciliar el sueño la noche de los jueves. En su discurso lo repitieron hasta la sociedad: detrás de las reuniones de jóvenes para beber en la vía pública, los actos vandálicos (destrozos en los coches) y la “resaca” que dejaba estas noches con restos de botellas acumuladas y fuerte olor a  orines, estaba en buena parte que el conocido local de ocio no cerrara sus puertas hasta las seis o siete de la mañana. Una situación que les llevó a pedir al Ayuntamiento que les retiraran la licencia de discoteca, no para su cierre, sino para que el horario no superara las cuatro de la mañana, cuestión por la que estaban dispuestos a llegar hasta a los tribunales.
Sin embargo, este extremo ahora ya no será necesario. El conocido local que abrió sus puertas hace más de una década acaba de anunciar su cierre, y ya ni este fin de semana ni el anterior ha abierto al público. Al parecer, según ha podido saber este periódico, su clausura en principio no sería definitiva, pues la idea sería aprovechar un kit-kat de varios meses para replantear este negocio y recuperar la esencia que le convirtieron en un referente no sólo en Jerez sino en la provincia, tanto por la oferta musical y de ocio como por la clientela de una edad media notablemente mayor que la de los últimos tiempos.

“No estamos en contra los vecinos”
Unas circunstancias que habían devaluado y bastante la imagen del establecimiento, con continuas broncas que terminaron con la presencia de los agentes en más de una ocasión. Esto, unido a las quejas de los vecinos, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la decadencia de un local cuya riqueza patrimonial nunca ha pasado tampoco desapercibida entre los propios turistas.

Por ello, el objetivo sería reabrir antes del verano, si bien no está claro si los actuales propietarios Antonio Sánchez Mejías y Alfonso Salido estarían al frente. Ellos apuestan por “una nueva etapa”. “Ahora mismo no tenemos ni idea de lo que vamos a hacer, pero esperemos que vuelva a abrir”, señaló el primero a este medio, quien además adelantó que hay “inversores de confianza” interesados en hacerse cargo del proyecto. De igual manera, Mejías asegura que la presión vecinal no ha tenido nada que ver con este desenlace.  “No estamos en contra de los vecinos”, sentenció.

“Queremos que vuelva a abrir”
Tras confirmarse el cierre, las miradas se dirigen estos días a la asociación de vecinos del Centro Histórico de Jerez, donde se han apresurado a dejar claro que ellos no se alegran de la noticia. “No nos alegramos. Lamentamos profundamente el cierre del local y esperamos  que en poco tiempo vuelva a abrir con otro enfoque que se sea beneficioso tanto para sus propietarios como para el entorno único en el que se ubica. En un ambiente cordial, propio de personas que resuelven sus discrepancias con el diálogo, hemos mantenido reuniones con los propietarios en la que hemos agradecido su labor por el mantenimiento del patrimonio y donde, de forma clara y diáfana”, apuntan. Además, rechazan tajantemente que se les haga responsable de este desenlace, y aseguran que las denuncias por problemas de la movida en la zona se remiten a 2006 y no son exclusivas a este año.

Ven con buenos ojos la idea de que este negocio que tanto ha apostado por el flamenco que “tanta falta hace en el centro histórico” vuelva a sus orígenes en unos meses, pero con condiciones: que no lo haga hasta las siete de la mañana. Por ello, seguirán vigilantes. “No vamos a tolerar que un negocio -cualquiera que se trate-  tenga un horario de cierre que vaya más allá de las cuatro de la madrugada”, advierten desde la asociación.

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