La niña que supuestamente sufrió en el pasado año 2012 abusos sexuales por parte de un vecino suyo, identificado como D.M.N. y de 38 años de edad, se ha reafirmado este miércoles, en el transcurso de su declaración en el juicio que se encarga del caso, celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Jaén, en que éste llegó a "besarla en la boca" y a realizarle "tocamientos en distintas partes del cuerpo".
Según ha manifestado la menor, que tenía diez años cuando supuestamente se produjeron los hechos que se juzgan, ya que nació en noviembre de 2001, ha detallado que la primera vez que ocurrió algo que "no le gustó" con el encartado fue en casa de éste, adonde ella acudía para jugar con sus hijas, compañeras de colegio, de edades similares a la suya y de su misma nacionalidad, rumana.
Así, un día, mientras las pequeñas estaban jugando, el procesado "le pellizcó" en distintas partes del cuerpo, "como si fuera un juego", según ha relatado, si bien a ella "no le gustó" y "se lo dijo" a una de sus hijas.
Posteriormente, en otra ocasión, también en el domicilio del encartado, al que la denunciante había acudido con motivo de la celebración del cumpleaños de la hija pequeña, éste, cuando ella iba a abandonar la vivienda, la acompañó a la salida con el pretexto de que "iba a tirar la basura", y la "besó en la boca y la tocó". Desde ese día "no volvió a entrar" en el piso del procesado.
La "tercera vez" en la que supuestamente ocurrieron hechos similares se produjo un día que ella "estaba sola" en su casa y él llegó porque su madre le había pedido que "arreglara una freidora y una mesa". Cuando terminó esas labores, la "agarró" para "intentar besarla en la boca", pero ella "le empujó cuando estaba en la puerta, y él salió".
DECLARACIÓN DE LA MADRE
Tras estos hechos, ella acudió con su madre a la Policía a denunciar lo sucedido, según ha confirmado en el juicio esta última, que ha confirmado que el acusado es vecino de ellas y que en un primer momento el hecho de que ambas familias viviesen cerca le produjo "alegría" porque iba a permitir que su hija "pudiese estar con las suyas, de la misma nacionalidad y edad".
La madre también ha declarado en el juicio que el referido día del cumpleaños, su hija llegó a casa "diciendo que estaba muy cansada, y que ya no quería volver al domicilio de su amiga, que ella fuera la que acudiera a su casa" a partir de entonces, una decisión a la que, según ha indicado, le encontró explicación el día en que su vecino fue a arreglar la freidora porque en esa ocasión encontró a su hija "con la cara blanca y muy asustada".
Tras preguntarle qué le pasaba, "empezó a llorar" porque el encartado "quiso besarla, pero ella lo empujó, y él le pidió que no le contara lo que había pasado a su madre, que guardara ese secreto". A partir de ese día, según ha concluido esta mujer, su hija "no quería salir ni a comprar una barra de pan".
En su escrito de calificación, el fiscal considera estos hechos constitutivos de un delito de abusos sexuales por los que pide una pena de cinco años de prisión para el acusado, además del pago de una indemnización de 6.000 euros a la víctima en concepto de responsabilidad civil.
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