El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha telefoneado este lunes al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, para expresar el apoyo de Washington en la lucha de las fuerzas de seguridad contra los milicianos vinculados a la organización terrorista Al Qaeda.
"El vicepresidente ha expresado su preocupación por los iraquíes que sufren a manos de los terroristas y ha aplaudido la reciente cooperación a nivel de seguridad entre las fuerzas de seguridad y las tribus de la provincia de Anbar", ha indicado la Casa Blanca a través de un comunicado.
Este mismo lunes, la Casa Blanca ha anunciado el envío de más de medio centenar de aviones no tripulados de vigilancia para ayudar a las fuerzas de seguridad iraquíes a localizar a miembros de Al Qaeda y milicianos afines a la red terrorista.
El material, que llegará a Irak a finales de este año, comprende diez aviones no tripulados 'Eagle' y 48 unidades 'Raven', según ha informado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. Además, Estados Unidos proporcionará al Ejército iraquí una nueva remesa de misiles Hellfire antes de la próxima primavera, ha agregado.
Durante la jornada, la Policía y las tribus de la localidad de Ramadi han retomado el control de la ciudad tras expulsar del centro de la misma a los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), vinculados a Al Qaeda.
"Las fuerzas policiales y miembros de las tribus se han enfrentado a elementos armados de Al Qaeda en el centro de Ramadi y han logrado liberar completamente la ciudad y expulsar a los grupos armados", han indicado fuentes de seguridad, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA.
Horas antes el Ejército comenzó un asalto en el norte y el sur de la ciudad para expulsar a los milicianos del ISIS. Los soldados habían pedido la ayuda de las tribus locales para negociar una salida pacífica al asedio, como última opción antes de una incursión militar.
El ISIS, que ha reivindicado la autoría de numerosos atentados contra las fuerzas de seguridad en los últimos meses, se hizo la semana pasada con el control de Ramadi y Faluya, donde aún permanecen.
La salida de las tropas estadounidenses del país y el conflicto en Siria, con fuertes connotaciones sectarias, ha exacerbado las tensiones entre la comunidad suní y el Ejecutivo de Al Maliki, que tienen como puntos de fricción un sistema judicial que discrimina sistemáticamente a los suníes y la exclusión de esta comunidad de los altos cargos de la Administración iraquí.
No en vano, los enfrentamientos violentos con tintes sectarios entre la minoría suní y la dominante comunidad chií ya eran una tónica habitual, reminiscencia de los años de guerra en Irak tras la ocupación estadounidense --especialmente entre los años 2006 y 2007--.
Los levantamientos populares contra el Gobierno, asimismo, encontraron su germen en la ola de levantamientos de 2011 en Oriente Próximo y el norte de África, conocida como la 'Primavera Árabe', que empujó a los suníes a rebelarse pacíficamente contra Al Maliki.
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