La tribuna de Viva Sevilla

Oportunidad en la Casa de la Moneda

A nuestra ciudad se le presenta, tras la retirada del proyecto de Museo de las Tradiciones, la oportunidad de recuperar y poner en valor unos espacios estratégicamente situados, altamente cualificados y, actualmente, muy desaprovechados. Nos referimos a la Casa de la Moneda.

Leemos con satisfacción que la entidad promotora del denominado Museo de las Tradiciones ha decidido retirar el proyecto presentado, para su reconsideración. Hace pocos meses que los autores de estas líneas formulamos e hicimos públicas una serie de alegaciones a esta propuesta. Esquemáticamente, se centraban en: irregularidades del procedimiento administrativo, posibles incumplimientos del PGOU al dedicar a usos terciarios privados (comercio, hostelería y espectáculos) una zona calificada de equipamiento público, privatización de espacios libres públicos, previsibles daños al patrimonio arquitectónico y arqueológico (en especial a la muralla islámica) y todo ello a cambio de un canon económico, que además es manifiestamente insuficiente.


De todas estas consideraciones parece que la que más ha influido en la retirada de la propuesta es la referente a los posibles daños patrimoniales. Alegrémonos de cuanto suponga la mejor salvaguarda de nuestro legado histórico y artístico. Pero aún quedan en pie las otras objeciones que formulábamos. Esperemos que, una nueva Información Pública, aclare estas dudas. Pero no es a esto sobre lo que queremos hoy llamar la atención, sino a la oportunidad que se le presenta a nuestra ciudad de recuperar y poner en valor unos espacios estratégicamente situados, altamente cualificados y, actualmente, muy desaprovechados. Nos referimos a la Casa de la Moneda.


Su emplazamiento es privilegiado: junto a la Fábrica de Tabacos, con la que guarda importantes relaciones históricas y estilísticas; inmediato a la estación de Metro más céntrica; a escasos metros del Real Alcázar, de cuyo recinto formó parte; contiguo al Hospital de la Caridad y a las Reales Atarazanas; frente al Archivo de Indias y cercano a la Catedral, en pleno corazón de la Sevilla del Siglo de Oro, cuya historia protagonizó.


Sus valores arquitectónicos y patrimoniales son igualmente evidentes: sobre un trazado del siglo XIII se alzan edificaciones inicialmente fabriles del XVI y XVII, residenciales del XIX, estando delimitada por el norte por la espléndida fachada dieciochesca de Sebastián Van del Borcht y por las casas de Vermondo Resta y, por el sur,por el tramo más céntrico de la muralla islámica sevillana, exento y visitable además. Y todo ello rematado por la tercera de nuestras grandes torres: la Torre de la Plata. Y lo que resulta más significativo: la mayor parte de estos edificios monumentales son de propiedad municipal desde hace treinta años.


¿Y cuál es el destino que nuestro Ayuntamiento ha reservado para tan importante patrimonio?
Salvo el edificio de la Antigua Fundición, ejemplarmente reutilizado por la Asociación de Amigos del Teatro y de las Artes Escénicas como sala teatral, el resto ha servido exclusivamente para ubicar distintas dependencias administrativas municipales dispersas que, fácilmente, podrían ubicarse en espacios menos cualificados.


Especialmente lamentable es la ocupación de la Torre, la única de nuestras tres grandes torres que permanece en manos municipales, para usos burocráticos, así como la utilización del espacio libre contiguo para su arrendamiento como aparcamiento de vehículos.
Aprovechemos esta oportunidad que ahora se nos presenta para repensar la idoneidad de tales usos, para definir qué papel urbano debe jugar este importante patrimonio de nuestra ciudad, qué actividades son compatibles con su preservación y puesta en valor y después, sólo después, el papel que la iniciativa privada podría desempeñar, que siempre será bien recibido si con su uso permite potenciar la conservación de este singular enclave histórico.

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