Al pintor Manuel Caballero, pagano y católico
Las tres grandes luces son el texto de la Ley, la escuadra y el compás: símbolos universales. El objetivo es una vida en consonancia con las reglas naturales que rigen los dominios de lo inmaterial. Además están las normas fundamentales de tolerancia, respeto, elevada moralidad y espíritu solidario.
La esencia del panteón que, años más tarde, elaboraría Vitruvio: dimensiones y proporciones proyectadas hacia la experiencia del mundo físico así como la correspondencia trascendente de los órdenes arquitectónicos.
La indagación sobre el principio de los entes, la búsqueda de la estructura o concepción de la realidad, la comprensión de la armonía entre la unidad e inmutabilidad del ser con la pluralidad y el movimiento.
Las ciudades fueron Mileto, Crotona, Éfeso, Elea, Abdera, Agrigento, Atenas.
Los fundadores de la logia —que aún hoy existe— tuvieron presentes aquellos tiempos en que los preceptores recomendaban no atizar el fuego con la espada, y afirmaban que no era posible bañarse dos veces en el mismo río, y dictaban la aporía de Aquiles y la tortuga. Como entonces, todos los miembros de la logia estudian los números: la inmovilidad, la divergencia, la perfección, la justicia, el matrimonio, la generación. Ya que “todas las cosas que nos es dado conocer poseen un número y nada puede ser conocido sin el número”.
La logia sigue los pasos de los expertos iniciados de la antigüedad: de ahí su nombre y el espíritu que la guía y la ilumina. El pensamiento hermético —esa Tradición de orígenes remotos que atraviesa los siglos como un hálito constituyente— es el camino inexcusable de esta fraternidad.
Primero el punto, después la línea; a continuación, la superficie y, finalmente, el sólido tridimensional. Las herramientas son éstas: en el Primer Grado, el mallete de la pasión, el cincel del análisis y el gramil de la elección sopesada; en el Segundo Grado, el nivel de la justicia, la plomada de la misericordia y la escuadra de la verdad; en el Tercer Grado aparecen los utensilios que permiten al Maestro el diseño y la creatividad, como el lápiz, el skirret y el compás.
La contemplación es la vía del que piensa. Los integrantes de la logia saben que se recoge lo que se siembra, como en la sentencia de la enseñanza paulina.
Las tenidas de esta congregación se celebran, con toda solemnidad y aparato, los sábados y dan comienzo a la hora nona, estando presididas por el Gran Mentor, que es como Salomón con los planos del Templo, tal como figura en la Physica Sacra Iconibus Aeneis (Illustrata) de Scheuchzer. Allí se habla del devenir cósmico, del andrógino primordial, del Espejo de la Sabiduría (sacrosanto mientras que, a la vez, flatus irritus odit), de la Mujer Salamandra, de las Colecciones Químicas, del sexo místico, de las Siete Artes Liberales, del Quiliasmo, del mercurio de los filósofos, del buen gobierno de los pueblos, kai ta loipa.
Como dice el evangelista: “Nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni oculto que no haya de saberse” (Mateo, 10, 26).
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