La Junta de Andalucía está presentando en los últimos días un presupuesto para el próximo año que no responde a ninguna de las expectativas de la ciudad y que trata de conformarla con la terminación del Museo Ibero y los compromisos con el polémico instituto del APA III y la adaptación del Banco de España, para la que no hay asignación específica. Con el pretexto de que son cuentas para tiempos difíciles la Junta pasa de largo, un año más, por las aspiraciones de esta capital, por supuesto nada de las Ciudades Sanitaria y de la Justicia, obras emblemáticas en lista de espera, pero tampoco aparece la terminación del centro de salud de Expansión Norte, que es un monumento a la peor manera de gestionar, con 25.000 jienenses que no salen de su asombro al ver paralizada, y ya con daños evidentes, la obra del centro sanitario al que tienen derecho. No esperábamos milagros en el presupuesto decepcionante, y lo peor del caso es que a la hora de cerrar filas, los socialistas, como antes los populares con los PGE, los defienden a ultranza a sabiendas de que es una política de abandono que castiga a Jaén a seguir sumando carencias. El problema de esta ciudad es que cuando se podía, unos políticos incapaces y ciegos en un marco de prioridades inconcebible, optaron por proyectos como el del tranvía en lugar de crear las infraestructuras demandadas, empezando por un gran Hospital de futuro; y esos fueron los culpables. Somos conscientes del tremendo temporal económico, pero qué casualidad que siempre le toca perder a Jaén, ahora, con esas cuentas irrisorias, aunque quieran envolverlas con las mejores frases.
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