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Andalucía

El ‘planazo’ primario

Han sido muchas las claves de la derrota palmaria, sin paliativos y contundente de un candidato a las primarias socialistas que se calificaba así mismo como “el mejor” y el del no aparato. Veamos algunas de esas motivaciones que llevaron a la militancia socialista andaluza a negarle su apoyo

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Planas afirmó en plena campaña de las primarias algo ruborizante para muchos militantes socialistas: “Soy el mejor, ahí está mi currículo”. La falta de modestia del consejero de Agricultura creó malestar entre muchos ya que llevaba aparejado una supuesta falta de formación de sus contrincantes y un cierto aire despreciativo y altivo. Tal vez Planas, como ocurrió en buena parte de su campaña, confundió unas primarias internas con una campaña electoral entre partidos rivales imprimiendo un ritmo muy agresivo al proceso, alejado de las críticas más superficiales y de método que las del alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez dirigió a la dirección regional socialista.

Quien conoce a Luis Planas sabe que el valenciano es un político de una solvencia intelectual importante y de una preparación amplia. Se trata sin duda de una cabeza muy bien amueblada pero a la que le falta humildad, le sobra ambición y le pierde el autosituarse en la élite de un partido que antaño se calificó de masas y que como de izquierdas que es, el peso de la militancia en la formación es algo que nunca debe de desdeñarse.

El ex Embajador en Marruecos quiso presentarse como alguien que iba por libre, que no era un hombre del “aparato” y con un pasado inmaculado en las luchas e intrigas internas que afectan a los partidos. De nuevo confundió las primarias con unos comicios donde el electorado puede ignorar que hubo vida antes y que hay un pasado del que no puede desprenderse nadie así como así. Y es que decir “yo no soy del aparato” cuando se ha pasado media vida de cargo en cargo público integrándose de lleno en el borbollismo que lo descubrió para la política nacional y europea; en el guerrismo que le catapultó a la secretaría provincial del PSOE cordobés; en el chavismo que lo hizo Consejero de Presidencia; en el felipismo que lo mantuvo en las alturas de la política y en el zapaterismo que lo convirtió en Embajador en Marruecos y Embajador Representante Permanente en la Unión Europea, suena cuando menos a frívola broma. Por tanto aparentar ante los militantes que se era virgen y que personificaba la renovación era harto complejo de entender. Si encima te autocalificas como “el mejor y ahí está mi CV” y dices que eres persona alejada de los aparatos, cabe la posibilidad de que se tome a broma entre los militantes. Unos militantes socialistas, como los de Córdoba, que ya ni recordaban cuando fue la última vez que pisó su Casa del Pueblo. Precisamente un Luis Planas que en política, todo se lo debe a Córdoba y en el que sus ausencias, o más bien su inexistencia, han pesado muchísimo a la hora de no concederle avales.

Cuentan dirigentes socialistas de altura que la gran metedura de pata en campaña y que causó mucho malestar, muchísimo, fue cuando al ser entrevistado por “El Mundo” originó un titular de muerte al diario de Pedro J. “Yo no tengo un Viceconsejero imputado” dijo en clara alusión al Viceconsejero de Presidencia, Antonio Lozano. Y es que Lozano, que entró en el pack de imputación masiva y altamente cuestionable de los 20 altos cargos de la Junta de la juez Alaya, es una figura querida y muy respetada, por su honestidad, eficacia y entrega entre los socialistas andaluces, dirigentes y militancia. Mientras otros cargos socialistas muy relevantes tuiteaban solidariamente “Yo también soy Antonio Lozano” las palabras de Planas a “El Mundo” resonaron en  la calle “San Vicente” con ecos de traición y de todo vale.

Por último y para colofón de una campaña mal planificada, peor organizada y sin nervio, el feo gesto de no acudir a la sede del PSOE la noche de su derrota a admitirla y entregar sus avales, culminó una cadena de despropósitos. Evidenció una imagen de mal perder así como de diseñar una estrategia para que los avales que él se atribuye pero que jamás serán contados por nadie ajeno a su “aparato”, no se conocieran jamás en su exactitud real ¿Por qué? Alguna lengua, viperina o no, nos dice desde Sevilla que supone toda una casualidad que Planas que reclamó durante toda la campaña de las primarias un ejercicio de generosidad de la dirección socialista para rebajar a un 10 por ciento los avales, dijera en la noche de su no entrega de avales que había conseguido 4.500,  casualmente el diez por ciento demandado.

Ya se sabe que los políticos cuando dicen que van a sacar un 35 % de los votos son 28, cuando afirman que sus encuestas le dan un número de 156 diputados en realidad le dicen que son 115 y que cuando intentan convencernos que en seis meses han cumplido el 15 medidas de su programa es que en la práctica no han hecho nada. Así que si Planas se atribuyó un justito,  pero muy justito 10 %  de avales ¿Cuántos consiguió en realidad? Hagan números y le saldrá un ‘planazo primario’.

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