El alcalde de San Fernando, José Loaiza, ya hizo balance de los dos años de gobierno en La Isla y ahora lo hace sobre los dos años en la Diputación Provincial de Cádiz. Ha sido, además, un balance a preguntas de los periodistas de esta casa y sin premisas previas, contestando a todo lo que se le preguntó, incluidos esos temas que los políticos, en estos tiempos convulsos, preferirían soslayar en la medida de lo posible.
Es pues, la entrevista que esta semana publica este periódico, un examen sin tapujos, no precisamente el que en su primera comparecencia quería que se le hiciera al finalizar el curso de cuatro años, sino un parcial que pretende dejar claro lo que se ha hecho al cumplirse la mitad del mandato.
Tanto en el balance que hizo sobre San Fernando como en el balance provincial, Loaiza ha dejado claro que ha estado empeñado, junto con sus respectivos equipos, en poner las bases de lo que deben ser estos dos años siguientes hasta la primavera de 2015, cuando tendrá que pasar el examen final de las urnas, único e irrevocable.
Esas bases, también en los dos casos, han pretendido desbrozar el terreno, limpiarlo de ataduras e hipotecas, racionalizar lo irracional y tender puentes a soluciones de futuro que están por llegar.
Esto es, ha sido un periodo más de trabajo interno que de cara a la galería, independientemente de que las circunstancias económicas tampoco han dado a los políticos las alegrías de otros tiempos.
Pero una vez que ha pasado ese periodo, es de esperar que la gestión interna comience a traslucirse al exterior, que los proyectos sobre el papel y los acuerdos en los despachos se materialicen en hechos y que los ciudadanos puedan tocar con sus dedos los grutos de la gestión.
Depende, entonces, de estos dos años que Loaiza a se presente al examen final con garantías de sacar una buena nota. Y no lo tiene fácil cuando hay tantas cosas en contra. Aunque sí es verdad que los obstáculos son iguales para todos.
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