El actor José Coronado, que recibió el Premio Málaga en el decimosexto Festival de Cine Español por toda su carrera, ha asegurado que nunca le ha importado que le colocaran "la etiqueta de galán, porque en esos principios no tenía otra cosa que ofrecer", pero en sus últimas películas ya es "un tipo duro"
"Fue fantástico cuando esa galanura se convirtió en un complemento del trabajo, del esfuerzo y de saber manejar las herramientas de la interpretación", ha afirmado Coronado en una rueda de prensa en la que ha repasado su trayectoria.
Ha recordado cómo empezó hace veintisiete años, cuando él ya tenía 30 y "ninguna vocación de actor", porque le parecía "una profesión de privilegiados o de hijos de".
Tenía un negocio de hostelería con el que estaba "muy estresado", una amiga le propuso ir a clases de interpretación para relajarse y, a la semana de empezar, ya vio "lo apasionante que podía ser", por lo que le preguntó a una profesora si se podría ganar la vida con esto y le contestó que tenía "voz y planta".
"La suerte me ha favorecido mucho, y es importante que te acompañe. Llevo unas cuarenta películas, unas mejores y otras peores, de todas he aprendido y entiendo que en cinco, seis, siete u ocho dimos en la diana, sobre todo en los últimos diez años, y he empezado a creerme que he aportado algo para la industria".
Al preguntarle por un actor español que haya sido un referente, cita a Paco Rabal, "por sintonía, los personajes que interpretaba, la forma de ser y la carrera que llevó", por lo que cree que hay "cierto mimetismo" entre ambos.
Trabajaron juntos en "Goya en Burdeos", donde además tuvieron que encarnar al mismo personaje, y descubrieron que tenían "mucho en común".
El personaje que más le marcó fue el de una obra de teatro, "Algo en común", en la que interpretaba "a un homosexual que perdía a su pareja por sida a finales de los 80 o principios de los 90, un tema difícil, y hablaba del amor en mayúsculas".
"Me permitió enriquecerme de forma extraordinaria y profesionalmente empezaron a surgirme otras muchas propuestas para el cine. Ese personaje me ayudó a ser mejor persona".
Tampoco olvida al Santos Trinidad de "No habrá paz para los malvados", un personaje al que "adora" por lo que "ha significado estar dentro de uno de los mejores 'thriller' que se han hecho en España, una película que es músculo puro, sin una gota de grasa".
Cuando habla de sus directores, no duda al destacar a Enrique Urbizu por ser el que más le ha enseñado y le ha hecho enamorarse "más si cabe" de su profesión, aunque también le "encantaría" rodar a las órdenes de Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar o Mateo Gil, y también le gusta hacerlo con los noveles.
Sobre la situación económica, ha señalado que entiende "que tienen que recortarse cosas", y él ha bajado su sueldo "en los últimos dos o tres años casi a la mitad".
"Sin embargo, hay cosas que no entiendo en las políticas que se siguen para tratar algo tan importante como es la cultura de un país, y más cuando hay modelos y referentes que indican cómo hay que hacerlo bien, como el francés, el inglés o el alemán".
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