La mayoría de las víctimas son aborígenes de la etnia Awa, advirtió el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) en Nariño, departamento de la frontera sur con Ecuador en el que el que se han presentado los crímenes masivos.
El CPDH alertó sobre el alcance del conflicto en la zona cuando las autoridades colombianas tratan de establecer la dimensión de unas incursiones de presuntos rebeldes de las FARC en varios asentamientos indígenas y los desplazamientos que desataron.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) y la Unidad Indígena del Pueblo Awa (Unipa) informaron de la muerte, a manos guerrilleras, de al menos 18 aborígenes y la desaparición de otros nueve en Tortugaña Telembí y El Sande, resguardos en las localidades nariñenses de Barbacoas y Samaniego.
Sin embargo, unas comisiones humanitarias y de las fuerzas de seguridad que se desplazaron el viernes a la zona de conflicto no han hallado los cadáveres de las víctimas, que murieron por heridas de arma blanca, según aborígenes que lograron huir.
El CPDH dio como cierta la versión de que 17 indígenas murieron en la primera matanza, cometida el pasado día 4, y que 10 más fueron asesinados el pasado miércoles, en ambos casos por presuntos rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los 27 están entre las por lo menos 46 víctimas mortales que el CPDH ha documentado en menos de tres semanas en la zona de conflicto y de lo que dio cuenta en un comunicado divulgado en Pasto.
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