Kalandraka incorpora ahora a su colección “Libros para soñar”, el cuento tradicional titulado “La gallinita roja”, en adaptación de Pilar Martínez. Pienso que mis lectores recordarán su argumento: La gallinita que encuentra unos granos de trigo, los siembra, siega las espigas cuando crecen, recoge los granos de en un saco que lleva al molino, y con la harina amasa el pan y lo dora en su horno. A lo largo de este proceso, sus compañeros en la granja donde habita, un perro holgazán, un gato dormilón y un pato jaranero, se niegan a ayudarla. Cuando el pan recién horneado esparce su aroma por la granja, los tres haraganes están dispuestos para comerlo, pero la gallinita no lo permite, y consume su pan con sus polluelos.
Hay en el relato una intención didáctica, ejemplarizante: por un lado, el premio al esfuerzo de ese personaje voluntarioso, que termina por recoger el fruto de su entrega; por otro, el castigo -suena dura la palabra- de quienes se niegan a mostrarse colaboradores y solidarios (Cabe recordar el cuento “Los tres cerditos”, y cómo resiste al lobo la casita de quien la hizo con ladrillo y cemento, frente a la debilidad de las de sus irresponsables hermanos). Claro que a la hora de considerar su moraleja, puede plantearse la falta de generosidad de esa gallinita, que no perdona la abulia e indiferencia de sus compañeros.
Pilar Martínez ha narrado con absoluta sencillez y también con eficacia; pero el verdadero artífice de la edición es el ilustrador, MarcoSomá, italiano del 83, que realiza un despliegue de ocres y rojos, al par que pone en juego una curiosa imaginación para los artilugios mecánicos y los planos desde los que enfoca figuras y panoramas.
En la misma colección, pero con formato mayor, Kalandraka edita “El sueño de Matías”, que, por encima del cuento en sí, recupera la figura de su autor, el holandés Leo Lionni (1910-1999), quien entró tardíamente en la literatura infantil -en 1959, con “Pequeño Azul, Pequeño Amarillo”- y que se hizo luego un sitio en este ámbito, ya en América, ya en Europa.
Este “Matthew´sdream”, que él mismo ilustra, con un estallido de color que, sin embargo, no carece de suavidades, cuenta la historia de un ratoncito, habitante de un polvoriento desván, que un día visita, con sus compañeros de colegio, un museo que le deslumbra y que, al cabo, marcaría su destino. Porque si sus padres aspiran a que crezca y se haga un buen médico, él va a convertirse en un célebre pintor, que acabará viendo su obra colgada en las paredes de ese museo que cambió su vida, y en donde encontró a Nicoletta, la ratoncilla que luego sería su esposa.
Lionni, que además de pintor e ilustrador -firmó más de cuarenta cuentos-, se especializó en el diseño y la escultura, fue reconocido, en 1984, con la Medalla de Oro del Instituto Americano de Artes Gráficas. Cuando dio a luz, “El sueño de Matías”, tenía 81 años, empero la frescura de su pluma y su pincel, era la misma que en su etapa juvenil. “Ni aun en la oscuridad, pierde el diamante su brillo”, reza un proverbio africano. No perdió el suyo en la vejez este holandés -¿errante?-, que conservó en su largo acontecer el rumbo que le marcó –firme- su brújula cordial.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es