Jerez es capital mundial del flamenco durante todo el año, pero el Festival de Jerez lo eleva a la excelencia cada año por estas fechas desde hace 17 años con una oferta de espectáculos que no discrimina a ningún palo y trae a los cantaores, tocaores y bailaores de primer nivel a las tablas del Villamarta. Las cinco estaciones, el espectáculo inaugural del pasado viernes levanta el telón a más de dos semanas en las que los amantes del género están de enhorabuena. La mejor prueba de ello, aparte de los espectadores que disfruten cada día de los espectáculos, son casi el millar de cursillistas que se han apuntado este año, cifras similares a las de 2012, tanto profesionales como aficionados, para perfeccionar el baile o iniciarse, respectivamente, de la mano de un claustro de profesores de excepción y ya habitual de esta cita como Angelita Gómez, Javier Latorre, El Pipa, Isabel Bayón, Mercedes Ruiz, entre una lista de lujo.
Proceden de hasta 40 países diferentes, y algunos se toman expresamente sus vacaciones cada año por estas fechas para poder cruzar el charco o simplemente bajar desde el norte de España para poder asistir a estas clases. Pero después de formarse y disfrutar de los espectáculos del Villamarta tiene que haber algo más, y es en este punto donde le toca arrimar el hombro tanto al Ayuntamiento, como a los hosteleros y hoteleros para que los visitantes no se queden desamparados a su salida del teatro o de la peña a la que asistan. Una asignatura en la que todavía hay que trabajar mucho. Empezando por las previsiones de Horeca en lo relativo a ocupación, de momento, son bastante discretas, con una estimación inicial de un 42,15% en los hoteles de la ciudad, aunque la cifra no es definitiva. Normalmente para esta cita suelen ser los hostales pequeños los que suelen tener más actividad. Sin embargo, preguntando a los más conocidos, coincidían en que de momento la cosa está “demasiado tranquila”.
A la hora de hablar de precios, el hecho de que muchos de estos cursillistas suelan repetir experiencia siempre que pueden, les permite buscarse la vida y alquilar habitaciones, que van desde 15 euros por día (las redes sociales cada año son más socorridas), o apartamentos entre varios en busca de los precios más económicos como 125 euros la semana para una o dos personas, aunque en hostales como El Ancla, además de los apartamentos ofrecen la habitación a 28 euros por día.También desde hace varios años, las asociaciones de comerciantes Acoje y Asunico promueven unas campañas específicas pidiendo a sus asociados que permanezcan abiertos después de las funciones del Villamarta. Los dos colectivos repartirán trípticos a las puertas del teatro y en hoteles con la lista de establecimientos que “trasnocharan”, también traducidos también al inglés, y su ubicación en un plano del centro.
Pero el auge de los tabancos también simpatiza y mucho con esta cita. Las ofertas de actividades son variadas y no descuidan ningún detalle, dado que ofertan, como es el caso del tabanco El Pasaje, un curso de palmas y de compás en grupo, sin contar con las actuaciones en directo de las que podrán disfrutarse en esta y el resto de tabernas de Jerez y, por supuesto, en las peñas flamencas, la otra gran pata de este festival.
Una singular cata une los cantes y vinos de Jerez
Los cantes y vinos de Jerez se unen en una singular cata en la Bodega González-Byass, una de las actividades complementarias del XVII Festival de Jerez que tendrá lugar el jueves día 28 a las 13.00 horas a un precio de 20 euros. Dos estandartes de la cultura jerezana, unidos en muchas otras ocasiones, se ponen ahora en valor en esta curiosa iniciativa organizada por la web Los Caminos del Cante y la firma bodeguera de Tío Pepe.
El proyecto, que el pasado mes de enero fue presentado en Amsterdam dentro la IV Flamenco Biennale de los Países Bajos, hace así su puesta de largo en su ciudad de origen. ‘Flamenco & Sherry Experience’ es una actividad que permite disfrutar en primera persona del cruce de dos culturas hermanadas en el tiempo y en su esencia. Un espectáculo único para los sentidos en el que los vinos y los cantes se analizan, se escuchan, se saborean y se sienten.
La actividad, que comienza con una introducción sobre las vinculaciones históricas, sociales y estéticas entre las culturas del vino y del flamenco en Jerez, realiza un recorrido por las distintas variedades del vino (fino, cream, amontillado, oloroso, pedro ximenez...) y del cante flamenco (soleá, siguiriya, fandango, bulerías, alegrías…). Así, a los sentidos que intervienen en una cata, se añade el oído de los cantes que le son más afines. A la explicación del enólogo de las características organolépticas de cada variedad de vino, le seguirá la explicación de su correspondiente analogía con el estilo del flamenco que va a ser interpretado. De este modo, cinco vinos/palos distintos serán degustados por los asistentes a este singular maridaje.
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