Patio de monipodio

¡A las chabolas!

Si nadie va a las barricadas, iremos a las chabolas. Ahí nos manda el Gobierno que “va a acabar con la crisis”...

Si nadie va a las barricadas, iremos a las chabolas. Ahí nos manda el Gobierno que “va a acabar con la crisis”. Y está acabando con la de los bancos viejos y los nuevos, creados con los espectros de las cajas. No tienen problemasgracias a la esplendidez tenida con el dinero de loscondenados al chabolismo. Cuando una inmensa mayoría esté instalada en “casitas” de cartón-piedra, madera y alguna chapa oxidada, no quedará quienes tengan dificultad para pagar la hipoteca o el alquiler. Claro, que, puestos a remediar las cosas por el lado opuesto al remedio, para acabar con el paro que llenen los cementerios. A lo mejor hasta tienen sentido las prospecciones bajo el subsuelo de Doñana y las centrales y cementerios nucleares.

Ahora, este gobierno corrupto y deshumanizado, traidor al cristianismo que dicen practicar, prepara otro ataque a los más necesitados: lejos de facilitar el acceso a la vivienda, acaban de anunciar una “lista” de inquilinos con alquileres impagados. De esa manera se ayuda al propietario, el único comerciante que cuenta con juicios rápidos y protección a sus precios desproporcionados. Pero así se protege la especulación, no al propietario. Cuando una inmensa mayoría se vea obligada a vivir en una habitación por familia, como en la etapa anterior a la gran riada de 1961 -aunque haya sido renombrado con el eufemismo de “alquiler compartido”-no quedarán inquilinos para los miles de viviendas vacías existentes, sin que el Gobiernomuestre el menor pudor, ni moral, ni ética. Ni vergüenza. Es imposible mostrar lo que no se tiene.

Entonces, ¿cómo van a dar salida los bancos -tan protegidos por las generosas subvenciones recibidas- a los miles de viviendas acumuladas? Una de las grandes contradicciones del capitalismo, no más. O sí hay más: después de las generosas subvenciones recibidas, les debe dar igual vender o alquilar esas viviendas: para algo están cobrando todavía de los ex-propietarios a quienes se las han expropiado, además de esas generosidades tenidas para ellos con dinero de todos, incluidos los expropiados.

​Cuando el Ayuntamiento quitó el nombre del Ministro Gual-Villalbí a una Avenida, querían borrar el recuerdo de quien se molestó en hacer viviendas para los; hoy se inventa un apellido: “social” para renombrar una mínima bajada de treinta o cuarenta euros y la Empresa Municipal entra en el negocio a unos precios sospechosamente similares a los de la iniciativa privada más exigencias formularias casi inalcanzables. La política es la misma, antes con el partido (mal) llamado socialista y ahora con los conservadores (de sus prebendas). La vivienda ha dejado de ser un derecho, si lo ha sido alguna vez ldesde el comienzo de la falsa democracia, para limitarse a negocio desaforado. Ni el Gobierno español, ni la Junta, ni el Ayuntamiento, ponenremedio al problema, como no lo ponen al paro, porque ni una cosa ni la otra interesan a quienes han decidido crear más pobreza para enriquecerse más, dividiendo Europa en dos zonas perfecta y dramáticamente diferenciadas. Aquí nos ha tocado ser pobres y el pobre gobierno español se limita a obedecer. Por lo visto les es más rentable a sus miembros (y miembras).

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN