El Secretariado de Publicaciones de La Universidad de Sevilla presentó, el pasado lunes 28 de enero, una nueva obra. Se trata del libro escrito por el onubense Víctor Márquez Reviriego titulado Historia personal de Sevilla. El acto tuvo lugar en el histórico colegio sevillano Santo Tomás de Aquino.
En este libro están los recuerdos sevillanos del autor, su historia personal de Sevilla, su paso como interno en un colegio la segunda mitad del antiguo bachillerato, entre 1951 y 1954, y luego en la Facultad de Ciencias Químicas en el curso 1957-58. Estos son los testimonios de la adolescencia con sus ritos de paso a la juventud y la presencia de aquella ciudad. Relatados sin orden, pero sí con el concierto de una larga conversación rememorativa consigo mismo. Aquí está la iniciación sexual, los colegios, los tranvías, el Betis y el Sevilla, el parque de María Luisa, la geografía urbana hispalense, la tragedia del lotero Escámez, los bombachos...
Abrió el acto la gerente del Colegio Santo Tomás de Aquino, Matilde Silva Robles, que actuó como anfitriona, acompañada por Antonio Caballos Rufino, director de la editorial sevillana; José Romero Portillo, doctor en Periodismo, y el propio autor de la obra. Matilde Silva, después de agradecer al veterano escritor su presencia en sus instalaciones, dio paso a Caballos, que enalteció la grandiosidad de la Universidad Hispalense y narró cómo había sido el encuentro con Reviriego, en el que se decidió, sin dudarlo, la inclusión de este libro en la colección de bolsillo que el Secretariado publica regularmente.
Después tomó la palabra José Romero, a quien Reviriego presentó como su “ángel de la guarda hispalense”. El doctor en Periodismo y autor de una tesis doctoral sobre sus crónicas parlamentarias, habló sobre los contenidos del libro y enumeró una lista de lugares muy especiales que después el autor de la obra fue desgranandocon gran detalle.
Víctor Márquez Reviriego comenzó su alocución dirigiéndose a Caballos diciéndole, en tono jocoso, que necesitaba más libros que los que éste le había dado para promocionar la obra. El autor definió su libro como una crónica, no como una memoria, que tiene un hilo conductor claro, el propio autor. No tiene capítulos porque es imposible y aseguró haberse sentido escribiéndolo como el que está en un diván y contesta a las preguntas del doctor.
Es un libro muy sevillano porque empieza hablando de una cosa y pasa a otra y otra, como cuando te encuentras a un amigo en Sevilla y comienzas a pasear con él, pasas de una calle a otra y de una conversación a otra sin darte cuenta: ese es un espíritu muy de esta ciudad.
Se lamentó de la desaparición del tranvía sevillano, poniendo como ejemplo el existente en la ciudad de Viena, del que dijo que sigue estando en su sitio y es un orgullo para los vieneses, mientras el de Sevilla desapareció por culpa de algún alcalde ruín.
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