Andalucía

Sevilla se movilizó pero no se paralizó

El seguimiento de la huelga ha sido reducido y dispar pero los convocantes consiguieron movilizar a miles de ciudadanos

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Nueva convocatoria de huelga y nuevo fracaso relativo: una vez más los sindicatos han conseguido movilizar a la sociedad sevillana, protagonizando un verdadero ejemplo de indignación en las calles, una marea humana en la que no sólo ondeaban las banderas de los convocantes, la clave para poder afirmar que los motivos -los recortes y el desmantelamiento del Estado de Bienestar- de la huelga sí eran compartidos por una amplia mayoría de ciudadanos. Pero no ha sido así en el paro laboral: desigual y, sobre todo, pendiente de los piquetes informativos, menos numerosos que en otras ocasiones e igual de acechados por la presencia policial.

Mercasevilla, primer punto de parada tradicional de todos los paros, ya venía con el cuerpo hecho a los paros desde el día anterior, de modo que los piquetes poco trabajo tuvieron y en las primeras horas consiguieron su objetivo. Pero como en el resto de las industrias, la vida volvió a ellas a medida que transcurría la jornada, con pocas incidencias, muchas a puerta cerrada y otras con acuerdos con los propios empresarios. Aun así, la Torre Pelli amanecía sin actividad, Airbus o Alestis se quedaban a medio gas todo el día y en las grandes empresas se escenificó el poder de los sindicatos. Ya me avisaba un amigo de Airbus: “nosotros somos los que tenemos que dar la cara, que somos los grandes”.

Y más o menos es lo que ocurrió en el resto de sectores empresariales. En los industriales, el seguimiento de la huelga ha sido dispar: mucho en algunos pueblos de la provincia, pero poco en los polígonos industriales, que optaron por retrasar la entrada de los trabajadores, y menos aún en la capital, agazapados tras las puertas cerradas, quizás por protección, quizás por miedo. El descenso en el número de piquetes ha influido, aunque también el descenso en el número de empresas: no es lo mismo el Polígono La Red de 2006 que el de 2012.

Igual ocurre en el comercio, en el que se confundían los locales cerrados por la quiebra con los cerrados por la huelga. Y como todo, ha ido por barrios. En algunos ha habido respaldo significativo a la convocatoria de huelga, especialmente por la mañana, aunque se iba disipando a lo largo de la jornada, especialmente si había algún piquete informativo y si era paso obligado hacia alguna de las tres manifestaciones convocadas.

Un ejemplo, Triana: la mayoría de los comercios, bares y establecimientos estaban abiertos a su hora, con algunas excepciones, que si una frutería, que si un puesto aquí y otro allá de sus dos mercados (San Gonzalo o Triana), que si un bazar... Contrastaba la esquina de San Jacinto: Cajasol con las luces apagadas, la perfumería Ana completamente abierta, la Seguridad Social cerrada a cal y canto, y Polvillo, vendiendo el mismo pan. Más adelante, en la zona peatonal, igual que ha ocurrido en Los Remedios y en el Centro, algunos comercios aparecían con silicona en sus cerraduras, mientras que los piquetes eran recibidos con ruidos de persianas bajando y subiendo en función de si iban o venían.

Y así, por numerosas zonas, especialmente desde las diez de la mañana cuando comenzaban a desplazarse los manifestantes a las diferentes concentraciones que había, aunque todas llegaban al mismo punto, el Prado de San Sebastián, provocando el colapso del poco tráfico existente -un domingo con movimiento, no más-, y el mencionado baja y sube de persianas, decoradas con pegatinas de muy diversa procedencia.

Pero esa falta de seguimiento al paro no puede ocultar la impresionante movilización que hubo ayer en Sevilla, aunque no nos han ahorrado la guerra de cifras desde uno y otro bando.
Sí, fueron miles y miles, entonando lemas contra los recortes y contra el Gobierno central, contra la troika europea y Ángela Merkel, contra el capital y, sobre todo, contra la banca, en defensa de las personas, de sus derechos sociales, de sus derechos laborales y, sobre todo, del trabajo.

Las cifras en el Consistorio

Las cifras de seguimiento de la huelga en el Ayuntamiento no han podido ser más dispares. Mientras el comité de empresa cifraba en cerca del 80% de la plantilla directa del Ayuntamiento el seguimiento del paro -dispar según áreas- y casi completo en Tussam, Lipasam y Emasesa -sólo servicios mínimos-, el Consistorio rebajaba esa cifra hasta el 28,9 por ciento de los empleados, exceptuando a las empresas públicas y la Policía Local, y del 20,4 por ciento en la Agencia Tributaria.

Las cifras en el metal

UGT y CCOO cifraban a primera hora de la mañana el éxito del paro en Mercasevillla y de “cerca del cien por ciento” en los turnos nocturnos de grandes industrias como Persán, EADS-CASA y Alestis Aerospace, Renault, Horno San Buenaventura, Pepsi, Danone y Heineken. Frente a ello, la CES destacaba el “nulo seguimiento” en las pymes del metal, algunos cierres puntuales y sólo ha reconocido el retraso en la entrada de los trabajadores en Alestis, con un 20% de seguimiento de la huelga en talleres.

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