El Gobierno estadounidense de Barack Obama recibió, en las horas siguientes a los recientes ataques contra el consulado de Benghazi (este de Libia), decenas de informes de la Inteligencia relativos a la posible implicación de la red terrorista Al Qaeda en estos incidentes, en los que murieron el embajador norteamericano y otros tres funcionarios del país, según han informado fuentes gubernamentales.
Pese a estos informes, tanto en las declaraciones públicas como en los encuentros en privado, los máximos dirigentes estadounidenses se pasaron las dos semanas siguientes asegurando que los datos de la Inteligencia indicaban que los ataques habían sidos actos espontáneos relacionados con las protestas contra la película estadounidense en que se ridiculizaba a Mahoma y descartaban la implicación de grupos organizados.
No fue hasta el pasado viernes que la oficina del director de la Inteligencia Nacional, James Clapper, emitió un poco habitual comunicado público en el que se aseguraba que los informes de la Inteligencia habían "evolucionado" en el sentido de reconocer que los ataques habían sido "deliberados y organizados" y "cometidos por extremistas".
La existencia de estos informes desde las primeras horas abre un debate sobre la política de comunicación de Obama, cuyo Gobierno fue duramente criticado por los republicanos por su incapacidad para impedir un ataque terrorista contra su cuerpo diplomático en Libia. Según el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers, estas revelaciones revelan que "el problema no fue la Inteligencia, sino lo que hizo con la Inteligencia".
El Gobierno de Obama ha insistido enérgicamente en la honradez de sus versiones oficiales y ha asegurado que su posición se ha ido adaptando a los nuevos datos que han ido llegando.
"En todo mometo, el Gobierno ha basado sus declaraciones públicas en las últimas informaciones aportadas por la Inteligencia. Dado que la Inteligencia ha obtenido nuevas informaciones, éstas han sido actualizadas ante el Congreso y ante el pueblo americano", ha declarado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Fuentes oficiales han indicado que el servicio de espionaje prefirió evitar las conclusiones prematuras en las horas inmediatas a los incidentes. "Salvo que dispongas de informaciones muy buenas sobre quiénes han sido los autores de los ataques, lo mejor es ser prudente, porque centrarse públicamente demasiado pronto en uno u otro grupo podría empeorarlo todo", declaró un responsable bajo condición de anonimato.
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