Las tropas españolas desplegadas en la provincia de Badghis han sufrido en poco más de 24 horas cinco ataques frustrados que no han dejado heridos ni importantes daños materiales, pero que ponen de manifiesto la situación de riesgo a la que se enfrentan los militares que participan en la operación de la OTAN. Uno de los ataques tenía como objetivo el convoy en el que viajaba el jefe del contingente español, el coronel Luis Cebrián Carbonell.
Según ha explicado el jefe de la Plana Mayor del contingente, teniente coronel Vicente Torres, a un pequeño grupo de medios españoles desplazados a Afganistán, entre los que se encuentra Europa Press, la caravana en la que viajaba el coronel Cebrián se vio sorprendida por la explosión de un artefacto explosivo improvisado (IED) que no provocó daños a los militares.
El artefacto estalló cuando la columna de vehículos militares atravesaba el conflictivo cruce de Sabzak, entre la provincia de Badghis y la provincia de Herat, en la tarde de ayer. El propio coronel ha explicado a los periodistas que desde el vehículo en que viajaba no llegó a escuchar la deflagración, que se le comunicó por radio, y ha apuntado que este tipo de situaciones se viven ya con "naturalidad".
BOMBA TRAMPA Y HOSTIGAMIENTO
Este incidente no es el único que han vivido las tropas españolas en las últimas 24 horas, ya que en la jornada de este viernes se han detectado otros dos IED en las proximidades del puesto avanzado de combate en Moqur, que no han llegado a estallar, y una patrulla formada por militares de este puesto ha sufrido un hostigamiento en las proximidades de Darra i Bum (una localidad situada más al norte), que se ha prolongado durante entre dos y tres horas.
El hostigamiento a la patrulla se ha producido esta mañana, en una zona situada al norte de Moqur, cuando los militares circulaban por la Ring Road, una carretera en construcción que pretende atravesar el conflictivo valle del Murghab, la zona de Badghis con mayor actividad insurgente.
Los militares españoles se encontraban cerca de Darra-i-Bum, donde antes tenían un puesto avanzado de combate del que ya se ha hecho cargo el Ejército afgano, cuando detectaron lo que parecía ser un artefacto explosivo improvisado, que resultó ser una "trampa". Una vez detenidos, comenzó un hostigamiento al que los militares respondieron y que derivó en un enfrentamiento durante entre dos y tres horas, del que no hubo que lamentar heridos.
Además, mientras el teniente coronel Torres explicaba a los periodistas la situación de la misión y los retos que se plantean en los próximos meses, artificieros trabajaban en la desactivación de dos IEDs localizados en las proximidades de Moqur, nuevamente en la 'Ring Road'.
Hace justo una semana un convoy de militares españoles que apoyaban a los militares italianos en su repliegue se vio detenido en dos ocasiones por sendos artefactos explosivos, que estallaron, sin causar heridos, con solo unas horas y unos kilómetros de diferencia, a lo largo de la Ruta Lithium, la otra carretera que atraviesa la provincia.
El incremento de la actividad insurgente que suele producirse en los meses de verano, ya que las duras condiciones del invierno limitan los movimientos, en estos últimos días se achaca también en parte al fin del Ramadán, que suele coincidir con un mayor número de ataques.
FUEGO EN EL BAZAR
Además, a los incidentes de las últimas 24 horas se suma una intervención de urgencia realizada la pasada madrugada, después de que se solicitara ayuda al contingente español para apagar un fuego que se había declarado en el bazar de Qala-i-Naw y que fue sofocado por personal de la base Ruy González de Clavijo. "Aquí no se para", ha afirmado el coronel Cebrián.
Los habitantes de Qala-i-Naw recurren con frecuencia a la ayuda de los militares españoles, que, al margen de las actividades que desarrolla la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID), también contribuyen a la mejora de sus condiciones a través de programas de impacto rápido, con los que también generan confianza en los afganos y se ganan su simpatía.
En el marco de estos esfuerzos se encuentra también la organización de un mercadillo todos los viernes en la base española, para el que están autorizados a vender sus productos de artesanía local --principalmente alfombras y bisutería-- entre 50 y 60 vendedores, que tienen en los militares a sus clientes.
Entre los compradores de hoy se encontraban algunos militares que volverán a España la próxima semana, principalmente del Cuerpo Médico, y que están dando el relevo a los que acaban de llegar este viernes. También podían verse uniformes italianos y estadounidenses, ya que en estos momentos se encuentran en la base española unos cien militares de estos países, de paso por la zona.
Mientras, entre los vendedores abundaban los hombres, aunque el primer puesto estaba ocupado por dos mujeres que se habían retirado el burka y ofrecían pulseras y collares a rostro descubierto, junto a dos niños pequeños con el pelo teñido de henna.
EL PEQUEÑO QUE CHAPURREA ESPAÑOL Y QUIERE SER TRADUCTOR
Entre los más jóvenes estaba también Asibala, un muchacho de 14 años que chapurrea español gracias a sus conversaciones con los militares, se queja de que no le dejan entrar en la cantina y se ha marcado como objetivo ser traductor "de grande". De momento, ya se hace entender y ha hecho de anfitrión con algunos periodistas para que se animaran a comprar. "Yo no vendedor, yo acompañante", decía.
Mientras tanto, por la zona se movían guardias civiles armados, los encargados de garantizar la protección de la base y controlar el acceso de afganos a las instalaciones militares, a los que tienen registrados con perfiles biométricos.
En la actualidad, España mantiene desplegados en Afganistán alrededor de 1.500 militares de los que unos 1.200 se encuentran en la provincia de Badghis. El trigésimo primero contingente español -ASPFOR XXI-- está formado principalmente por miembros de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) Almogávares VI del Ejército de Tierra, que finalizarán su despliegue el próximo mes de noviembre.
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