En política caben dos opciones: que ganen los ciudadanos (esto es, el interés general) o que ganen determinados empresarios (el interés particular). El PP, con el apoyo del PA, ha querido una vez más esto último. Con el caso del Eroski, Ronda acabará pagando los platos rotos del que iba a ser un gran centro comercial para toda la Serranía, al tener que pagar los ciudadanos, con sus impuestos, todo el lío montado en torno a un proyecto que, para colmo, está siendo investigado por la justicia.
El equipo de Gobierno, una vez más, erra por su ineficacia y su falta de preparación y ganas de trabajo; por sus intereses cortoplacistas y electoralistas. Fernández y Harillo, así, han preferido perder muchos millones, de acuerdo a los planes anunciados en su día, y dejar a Ronda con un ridículo centro comercial. Lo peor del asunto es que los promotores pidieron antes, y se les atendió; ahora vuelven a pedir, y se les atiende. Pero el problema ahora, que no el de antes, no es sino todo el camino andado. Para volver al mismo sitio; al Eroski que, según ellos, ahora no necesita un campo de fútbol que ya es terreno baldío.
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