Como es habitual al principio de cada semestre, la nueva presidencia ha decorado el gran atrio del edificio Justus Lipsius, sede del Consejo de Ministros europeo, con una obra destinada a dejar su huella.
Pero donde otras presidencias han colocado globos gigantes, pantallas múltiples o banderolas, los checos han sorprendido con una instalación gigante en la que se reúnen algunos de los más acerados tópicos y clichés.
Colocada sobre la fachada interior principal, de manera que nadie que entre en el edificio puede dejar de verla, la sugerente obra ha sido concebida por el artista checo David Cerny (Praga, 1967) y ha sido bautizada como Entropa.
Cerny es quien ha concebido el irónico “mapa” europeo, aunque las imágenes correspondientes a cada país han sido concebidas por artistas nacionales.
Por ejemplo, el artista español Ricardo Romeo (Barcelona, 1965), que habitualmente trabaja con materiales de construcción, es quien firma la figura de una España cubierta de cemento con una hormigonera perdida en la masa gris.
“Concibo la superficie como un paisaje habitable vertical en hormigón”, ha dicho el artista, en una posible alusión a la fiebre constructora vivida en los últimos años en España.
La silueta de cada país representado ha sido adornada o decorada con motivos peculiares y todas las piezas están ensambladas en un marco azul que imita los embalajes de las piezas de plástico de los juguetes infantiles.
Se trata de un mosaico con el que la presidencia checa quiere “demoler las barreras y los estereotipos” y “eliminar los obstáculos a la cooperación que todavía persisten” entre los países de la UE.
Rumanía alberga un castillo de Drácula propio de una feria, Alemania está surcada de autopistas, Bélgica es convertida en una caja de bombones y Dinamarca ha sido construida con piezas de Lego.
El mapa de Suecia se adivina bajo una caja similar a las que envuelven los muebles de Ikea y del Reino Unido sólo se puede apreciar un espacio vacío, ¿reflejo de su crónico euroescepticismo?
Un poco más allá, unos sacerdotes plantan en Polonia una bandera arco iris -símbolo del orgullo gay-, a la manera de los soldados estadounidenses en la toma de Iwo Jima.
En palabras del viceprimer ministro checo, Alexandr Vondra, cada uno de los 27 artistas (uno por cada Estado miembro) que han participado en la instalación ha tenido la oportunidad de “expresarse libremente como prueba de que hoy en día en Europa no hay lugar para la censura”.
La parte que representa a la República Checa, el país anfitrión, tampoco está exenta de polémica.
Su autor, el propio Cerny, ha ideado un mapa con un cartel electrónico que mostraría constantemente los “sublimes, pertinentes comentarios sobre el mundo entero y en especial sobre la UE” del presidente checo, Vaclav Klaus, conocido fustigador del Tratado de Lisboa y del “alarmismo” sobre el cambio climático.
La obra, que ha costado 50.000 euros al Gobierno checo, debía permanecer en el edificio Justus Lipsius hasta el 30 de junio. Ahora, Praga está “considerando qué pasos adoptar” e informará al respecto mañana jueves.
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