Según ha explicado Rodrígo Rodríguez a este periódico, fue el mismo quien pidió su ingreso ya que se encontraba “muy debil” y, aunque su estado de salud está muy deteriorado, sólo consintió que se le administrase suero ya que continúa sin comer.
Después de un par de días en Observación, Rodríguez, que hoy cumple 52 días en huelga de hambre y que ya ha perdido cerca de 30 kilos de peso, fue trasladado a una habitación de planta, lugar en el que siempre permanece acompañado por algún familiar o amigo.
“No he conseguido atención o respuesta por parte de ninguna administración o político y eso que por Santa Justa cada día pasaban dos o tres”, se quejó Rodríguez, que insiste en que él lo único que pide es que “se haga justicia” y que se “realice una auditoría a la embajada española en Marruecos”, donde, según él, hay “muchos más casos como el mío archivados en los cajones y que no se investigan”.
“Si salgo del hospital -continúa-, seguiré la huelga hasta el final, pero me trasladaré a la puerta del centro médico para poder ser atendido con urgencia si me pasa algo”.
SEÑALA UNA DEUDA DE CUATRO MILLONES DE EUROS
Con esta huelga de hambre, Rodríguez quiere dar a conocer su caso, ante lo que asegura que se le adeudan cuatro millones de euros "entre material, daños y perjuicios y cantidades adeudadas por la empresa marroquí".
Como se recordará, Rodríguez explicó que alcanzó un acuerdo con la empresa marroquí Addoha para construir 415 viviendas de VPO en Tánger, de forma que a inicios de 2010 se empezó la construcción de las obras. El empresario sevillano se quejó inicialmente de que "empezaron a pagar muy tarde", a lo que la sociedad marroquí les indicó que "la recuperación de la inversión se efectuaba después del cerramiento".
En ese punto, cuando llevaban un 85 por ciento de la obra, un directivo de la empresa marroquí les "ofreció dinero, entre 150.000 y 200.000 euros, mucho menos de lo que había invertido, con la condición de que nos marcháramos de la obra y volviéramos a España sin acabar el trabajo", algo a lo que se negó el empresario sevillano "pues no quería dejar a los proveedores sin pagar y quería acabar el trabajo".
"Decían que es su forma de trabajar, iniciar una obra, tenerla al 85 por ciento y abandonarla cuando empiezan a recuperar la inversión y obtienen beneficios", agregó.
En ese momento, según Rodrigo Rodríguez, "al negarnos nosotros a aceptar ese dinero, nos amenazaron mediante unos matones e incluso llegaron a agredir a uno de mis compañeros", ante lo que decidieron presentar una denuncia "de urgencia" y volver a España, de forma que "nos tuvimos que marchar de Marruecos en mayo de 2011".
"Es una extorsión con premio de consolación", según este empresario, quien además ha apuntado que tenía una cuenta en el banco marroquí Societé Générale donde hacia ingresos y emitía facturas, en que en los últimos meses "ha registrado una serie de transferencias que no he hecho y con cargo a esa cuenta se han firmado unos cheques que yo no he avalado ni rubricado", ante lo que sospecha que "alguien está falsificando mi firma, porque yo no voy allí desde hace muchos meses".
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