En una entrevista concedida a Europa Press, García-Palacios considera a esta propuesta como "una golosina que se le dio al sector, el cual estaba reclamando cambios profundos en la norma de calidad del cerdo ibérico".
No obstante, ha remarcado que la IGP es una herramienta que "localiza la situación geográfica en la península y es como un sello más, pero realmente esto lo es", ya que, a su juicio, para diferenciar los productos ibéricos de los que no lo son, "hay que cambiar las reglas del juego desde el origen hasta el final porque el sistema está muy mal hecho".
En este sentido, en cuanto a la situación "pésima" del sector del cerdo ibérico actual, ha insistido en que el sistema está "tan mal hecho que una firma en el año 2004 y otra en 2007 son los condicionantes necesarios que han provocado la situación actual del sector y todo lo demás son falacias y no querer reconocer el origen de los problemas".
Por tanto, ha insistido, "hasta que no seamos serios y nos entre en la cabeza que al ibérico que hay que llamar ibérico es el que proviene de dos ibéricos, pues todo lo demás será un engaño al consumidor".
Del mismo modo, García-Palacios ha incidido en que en esta situación económica, el Gobierno "tiene que tener muy en cuenta de cuales son aquellas producciones que no tienen competencias porque son únicos en el mundo", refiriéndose al cerdo ibérico.
En esta línea, ha añadido que "si queremos seguir regalando duros a cuatro pesetas, lo mejor es cerrar la granja y que multinacionales cárnicas españolas se descuelguen utilizando la palabra ibérico cuando viene de un cochino que se ha sacrificado con ocho meses de edad y que no le ha dado el sol".
Por todo ello, ha hecho hincapié en que si estas producciones "quieren ser productores de ibérico tienen que cumplir las reglas".
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