En cuanto a la evolución de las obligaciones españolas a diez años, su rendimiento creció ocho centésimas y se situó en el 6,282%, con un precio del 94,395%, 57 centésimas inferior al de la víspera. La rentabilidad de la deuda alemana bajó casi cuatro centésimas y quedó al cierre en el 2,416%.
La situación del mercado estuvo condicionada, según los analistas, por diversos factores, como los malos datos de actividad industrial conocidos ayer en los Estados Unidos, China y Europa.
También seguía pesando el miedo a que rebajen la calificación de la deuda estadounidense, a pesar del acuerdo para que la mayor economía del mundo evitara la suspensión de pagos.
La debilidad del crecimiento económico de los países periféricos europeos y la desconfianza de los inversores en su capacidad para devolver los préstamos (Merrill Lynch indicó ayer que no invertirá en deuda española e italiana) también incidieron notablemente en la evolución de la deuda en esta jornada.
Así, poco después de la apertura, la prima de riesgo crecía hasta 403 puntos básicos, máximo desde 1997, mientras que el interés de la deuda nacional a diez años avanzaba hasta el 6,4%.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aplazaba el comienzo de sus vacaciones para analizar la situación mientras se recibía el apoyo de la Comisión Europea, que indicaba, al igual que el Ejecutivo, que España no se encuentra en una situación para ser rescatada.
Con la ayuda de algunos inversores –se hablaba de que China estaba comprando bonos españoles– y la subasta de deuda en Bélgica, que colocó 2.750 millones en obligaciones a diez años, la situación se relajó, aunque al final de la jornada volvió a tensarse.
El ataque se extendió a Portugal, que mañana subastará entre 500 y 750 millones de euros de deuda a corto plazo. El rendimiento de la deuda portuguesa a largo plazo subió quince centésimas y se situó en el 10,736%.
Italia, la tercera economía de la zona euro, no fue inmune al acoso de los inversores. En medio de rumores de dimisión del ministro de Economía, Guilio Tremonti, y de reuniones para analizar la crisis entre las autoridades económicas, la deuda italiana aumentó su interés doce centésimas y se situó en el 6,12%, máximo desde 1997.
Por su parte, la deuda griega aumentó su rendimiento nueve centésimas, hasta el 14,537 %, en tanto que los bonos irlandeses rebajaban su rentabilidad 23 centésimas, que se situaba en el 10,39%.
Mientras los inversores aguardaban a la votación en el Senado estadounidenses sobre el aumento del techo de gasto presupuestario, el rendimiento de la deuda a diez años de este país bajaba siete centésimas hasta el 2,67%.
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