Jaén

Musho Cádiz para Peragón y el Real Jaén

Los jiennenses perdieron por deméritos y por un planteamiento en el que el entrenador dio la sensación de no querer la Copa

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El Cádiz goleó al Real Jaén en La Victoria

Hacía la afición una mueca al conocer la alineación del Real Jaén como que parecía que no le gustaba mucho. El trasiego que lleva el once que Roberto Peragón casi no ha cambiado durante toda la temporada si que permutó en la Copa del Rey y eso propició que jugadores que no están con ritmo de partidos saltaran al campo ante un Cádiz que tenía el cuchillo entre los dientes desde el minuto uno y así sorprendió a la defensa del Real Jaén para dejarla como estaba la noche, más fría que el hielo cuando Sobrino abría el marcador. Ese anuncio trajo un empuje cadista que metía al Real Jaén en su área con facilidad por la distancia entre líneas de los blancos, pero ahí estaba Javi Sánchez, en plan ‘araña verde’ para detener tres disparos más que podrían haber dejado la Copa en una anécdota en el primer cuarto de hora.

Levantó un poquito solo el pie el Cádiz y el Real Jaén tuvo una ocasión a disparo de Mario Martos que atrapó Caro por bajo. Se animaba La Victoria, pero los amarillos volvían a empujar con todo a los suyos que metían balones por ambas bandas y los locales sufrían. Con la defensa amarilla en la medular, el equipo de Peragón trataba de buscar la espalda a la defensa rival, pero los visitantes andaban más rápidos que los extremos jiennenses. Aun así, el Real Jaén ponía el corazón en el campo y trataba de buscar esa identidad que le define en la Liga pese a tener jugadores en el terreno de juego que se estaban estrenando esta temporada y no tenían el ritmo de juego para un partido de este calibre por la ilusión de una afición que no paraba de gritar a los suyos para animarlos a desarrollar el mejor juego posible para darle la vuelta al marcador como ha sucedido en cuatros partidos del campeonato doméstico.

En eso que el Cádiz cometió dos faltas de tarjeta amarilla casi naranjas, el Real Jaén empezó de nuevo a llegar y en un saque de esquina puso a funcionar la estrategia con un centro fuera del área de Adri Paz a Camara que al empalarla el jiennense se fue por encima del larguero ante los corazones de los aficionados que saltaban en cada butaca de La Victoria. Los mismos que hacían hasta empujar a Pedro Fernández para frenar las ocasiones del Cádiz que llegaba con peligro pero que en esos minutos pegaba más que jugaba.

El descanso sirvió para evidenciar que la Copa no iba con Peragón que dejó en la caseta a Mario Martos y Adri Paz, dejando el equipo plagado de jugadores sin ritmo de partidos. Ataque de entrenador que se llama, que quizás con el once de gala podría haber apostado en la primera mitad y luego ir variando en función del partido para no hacer del partido casi un amistoso cuando los 7.469 que se dieron cita en La Victoria soñaban con ganar el partido y mirar también a una eliminatoria ante un Primera División.

El Cádiz tuvo en la cabeza de Mwepu la sentencia de un partido que el Real Jaén no quiso desde el banquillo, pensando más en la Liga y en el Motril, matando la ilusión de meterle mano a un rival que quizás no habría sido superior al equipo de gala de los blancos. La falta de experiencia era patente en el terreno de juego y así en una salida desde atrás del Real Jaén Curro soltó el brazo para darle en la cara a De la Rosa con lo que puso punto y final a su participación tras ser expulsado y dejar a los suyos con uno menos y media hora aún por delante. O se obraba un milagro o la eliminatoria estaba finiquitada. Cris Ramos lo pudo hacer en un mano a mano pero disparó fuera y mal tras un gran control al hueco. Pedro  Fernández en propia puerta confirmaba la eliminación del Real Jaén, que se pudo decir que no compareció cuando Mauro perdió nada más sacar de centro del campo el Real Jaén ante Ontiveros que firmaba el 0-3 mientras la afición local se frotaba los ojos por el planteamiento, la alineación y por pensar que esto parecía más el Trofeo del Olivo que el torneo del KO.

Hubo quien pese a pagar su entrada al precio que estaban decidió irse pese a palmar un cuarto del precio que había abonado porque no vio a su equipo competir con un planteamiento que parecía sacado de la manga a propósito pero que mató esa ilusión que se genera en la afición blanca cuando se le pide que responda y lo hace, pero luego pasan cosas como la que ocurrió en La Victoria, donde hacía frío para el pobre espectáculo local en una noche de perros que mata esa ilusión hasta el final de Liga si el equipo llega de nuevo a pelear por el ascenso.

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