Jaén

Pobre empate del Real Jaén sobre un lodazal

El equipo de Roberto Peragón, en un mal partido, tropieza en la primera jornada en casa ante un Mijas que siempre creyó en el empate

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En el día de vuelta a La Victoria para volver a la Liga, la afición blanca se emocionó en el acto de la inauguración de la Puerta Higinio Vilches, se frotó los ojos al ver la mano de pintura en el aspecto del estadio en un azul marino añil, pero también se tapó la boca a modo de sorpresa cuando observó que la cocina donde debe concretarse la receta del ascenso es un auténtico desastre. Antes del inicio hasta muchos se preguntaban por qué Juan Cámara no estaba ni en la convocatoria. Primera cuestión que no comprendían los aficionados blancos que hablaban del mejor jugador de Tercera Federación en todos los grupos y tal vez en todas las categorías que hay por debajo del fútbol profesional.

El síntoma del césped no tardó en ponerse de manifiesto. Un lodazal casi en algunas zonas que hacían salir hasta Juan Olmedo a tapar huella mientras se jugaba un partido en el que el Real Jaén comenzó avisando en una internada de Migue García. Lozano también buscó la portería como tiene acostumbrada a la parroquia lagarta, pero no se sentía un dominio y unos mecanismos como los de la temporada pasada. Y eso que el Real Jaén lleva seis semanas inmerso en el trabajo diario para abordar el inicio de esta temporada, donde cabe el detalle de que en la zona presidencial estaba ya ubicado el que será próximo presidente del club, Sebastián Moya, pero que aún no lo es. El dominio blanco era estéril, sin precisión en el pase y se estaba diluyendo como uno de aquellos azucarillos de antaño en cuyo envoltorio no había frases de autoestima. Y eso parecía que le estaba pasando al Real Jaén, porque desde el minuto 20 desapareció del terreno de juego. Sin ideas claras, sin mecanismos acertados y con el mismo equipo reconocible, salvo en el lateral zurdo, que cayó ante el Almería B antes de las vacaciones veraniegas.

El Mijas, recién ascendido, comenzaba a crecer y a creerse capaz de todo. Manu Sarmiento conducía por la banda del barro a los suyos donde la técnica tiene que ser de esas de élite para dominar el balón. Félix en dos ocasiones y Álvaro entre el 25 y el 33 hacían que los aficionados comenzaran a silbar a los suyos que habían perdido el sitio en el centro del campo y donde el balance defensivo que faltaba lo ponía el de siempre, Javi Sánchez, con sus intervenciones. No parecía el Real Jaén del curso pasado ni de lejos. Parecía que lo habían cambiado. Pero ahí estaba el incombustible Fernando en su pelea oscura ante la defensa para salvar el primer tiempo al anotar el 1-0 en el minuto 40 tras asistencia de Mario Martos. Gol, ojo, previo resbalón. Y digo ojo porque con un campo en estas condiciones hasta los goles que se hacen necesarios en casa necesitan de un terreno de juego que no te juegue una mala pasada y el césped de La Victoria no está para conciertos, ni partidos de rugby como el que hay programado también, ni para entrenarse. Está para cambiarlo y luzca como el resto de la instalación, pero eso es otra historia. En el césped se vio poco fútbol y muchas chuletas. Las parrilladas son en una cocina bien equipada y la del Real Jaén no lo está para lo fundamental, jugar al fútbol.

La segunda parte comenzó con el mismo tormento del césped que en la primera. Y es que con el paso de los minutos se hacía más evidente que era una pista de patinaje. Los resbalones que en la primera parte pudieron costarle un error a Fernando se vieron en la segunda mitad cuando Mario Martos trató de controlar un balón dentro del área y cayó al suelo ante la presión del portero rival y un defensa, que pareció que tocaba el balón con la mano y que el colegiado no sancionó. Eso espoleó a los blancos que comenzaron a sacudirse el dominio visitante de un Mijas que quería la pelota para buscar el empate, pero las ideas en el equipo de Roberto Peragón no estaban demasiado claras. Félix encontraba una autopista en su banda y ponía un centro al corazón del área para que rematara Álvaro por encima del larguero. No lo veía muy claro el entrenador madrileño que buscó más contención en la medular con Awusy y con Carlos Fernández para tratar de buscar uno de sus remates o cabalgadas.

La pelota era de los visitantes que seguían dominando una segunda parte en la que establecían para recuperarla una presión constante en el bloque alto. El Real Jaén no sabía cómo sacarla y por donde generar peligro para evitar la banda del fango, justo al lado de la tribuna. A chispazos y siempre amparándose en la magia de Óscar Lozano que regateaba chuletas y hoyos en el césped para provocar una falta que Adrián Paz envió a las manos del portero visitante. El Mijas se sentía hasta bien pese a ir por detrás en el marcador y solo el físico de su guardameta, que en el primer minuto recibió un golpe en la cabeza, era lo más preocupante. Estables en el césped, José Antonio García puso más pimienta en el campo para tratar de alcanzar un empate en un partido tan espeso que rozaba el bostezo por la falta de propuesta local en su lodazal.

Entre el barro se erigía de nuevo Javi Sánchez en salvador al desviar un nuevo balón tras un duro disparo de un rival. Son paradas que si fuera un jugador de campo serían un gol. Carlos Fernández tuvo una mientras Joselillo estuvo en el césped pidiendo que se parara el partido al sentir tras un resbalón que sacó un chuletero completo. Y es que el césped en ese estado también provoca lo peor para un futbolista: Lesiones. Lo único claro que llegaba era eso, la posibilidad de un contratiempo mientras un Real Jaén sin lustre trataba de finiquitar el partido jugando a tirones pero sin remates claros. Ángel Blanco si tuvo una tras una mala pisada de Javi Sánchez. El Mijas se crecía y en el 80 ponía cerco a la meta blanca pero no acertaba a poner el balón entre los tres palos. Una sí que fue para que Javi Sánchez se estirara para salvar a un Real Jaén pobre, desdibujado, sin criterio, sin ideas y sin césped. Y fue la hierba hasta la que le jugó una mala pasada al Real Jaén para que Cristóbal empatara en el tiempo extra de un partido que sonó a bofetada en la primera jornada, donde ya vuelan los dos primeros puntos.

 

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