Según ha explicado a Efe el presidente de la cooperativa Cesurca de la localidad, Antonio Zamora, la campaña se caracteriza este año "por una importante producción" debido al buen tiempo y las altas temperaturas, que hacen crecer la hortaliza.
A falta de algo más de dos meses para que concluya la temporada, la principal cooperativa de la comarca especializada en el espárrago verde morado con denominación específica ya ha comercializado 700 toneladas de espárrago en el mercado nacional y otros países como Suiza, Francia o los países nórdicos.
La razón de este incremento en la producción se debe al buen tiempo, a excepción de las semanas pasadas de frío y heladas, registrado este año, explica el presidente de Cesurca, quien añade que habrá que ver si al final el agricultor y cooperativista obtiene un buen precio por su producto.
De hecho, medio kilogramo de espárrago se vende actualmente en el mercado a un precio que oscila entre 2,25 y 3,25 euros, mientras que el cooperativista lo vende a tan sólo 1,5 euros.
El 65 por ciento de la producción del espárrago verde de Huétor Tájar se comercializa en Europa y países como Estados Unidos, donde prefieren la conserva, o Arabia Saudí donde esta hortaliza ha comenzado a introducirse.
La vega de Huétor, junto a la de otras localidades del Poniente como Salar, Loja, Villanueva Mesía, Moraleda, Montefrío, Algarinejo e Íllora, es la mayor zona productora de espárrago verde de toda Andalucía ya que en sus tierras crecen unos 10 de los 18 millones de kilogramos que se producen en la actualidad.
Cesurca es la única cooperativa que comercializa la variedad autóctona del espárrago verde morado o triguero amparado con el sello de la Indicación Geográfica Protegida, aunque su exportación "es más difícil por su calibre pequeño".
Una de las explotaciones agrarias que ha pasado a la producción ecológica es la de Inmaculada Llamas, que diariamente recoge junto a otros dos jornaleros unos 350 kilogramos de espárrago ecológico que comercializa directamente.
A pesar de la crisis y el alto índice de desempleo en la zona, la vega granadina continúa empleando a mano de obra inmigrantes, ya que en los años de bonanza económica nadie quería trabajar en el campo y preferían la construcción.
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