Patio de monipodio

Sevilla tiene un sabor especial

El del puchero, el cocido, el pescao frito. De los calentitos (no los churros, un churro es algo mal hecho y los calentitos están buenísimos). Sevilla tiene...

Publicado: 05/06/2024 ·
11:49
· Actualizado: 05/06/2024 · 11:49
  • Pescaito frito. -
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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El del puchero, el cocido, el pescao frito. De los calentitos (no los churros, un churro es algo mal hecho y los calentitos están buenísimos). Sevilla tiene una cocina especial, una forma especial de cocina mediterránea. Pero como tantas cosas en vez de explotarla desperdicia oportunidades. El mundo no se ha globalizado, se ha generalizado en el mal sentido, el de seleccionar y mezclar lo peor de cada lugar. El consumo va parejo con la moda, una tragaera que afecta hasta al paladar. Hacer turismo no es ir a pasear, es ir a conocer y una parte característica es la gastronomía. Salir de Italia para comer macarrones, de USA para comer hamburguesas o de Inglaterra para beber cerveza caliente es como no salir de casa. Pero el problema no lo tienen quienes vienen de fuera, lo tiene quien los recibe que, asumidas formas de alimentación importadas, se convence, se fuerza en "atraerlos" ofreciéndoles lo que ya tiene su país. Sería como pedir en Nueva York una tortilla de papas. Por ejemplo. Y no hablamos del pescado pre-frito, que debería estar penado.

El turismo de calidad, el que gasta agradece lo auténtico, lo genuino. El turismo de calidad busca arte, cultura. Y diversión, pero también hay distintas formas de divertirse. La comida no debería someterse a la moda, debería ser más respetuosa con las raíces. Porque como actividad circunstancial, es cambiante e inestable. El turismo no viene a ver rodeo, para eso hay otro escenario y aquí tenemos la suprema elegancia del caballo andaluz. Pero el Ayuntamiento abandonó al espectáculo decano de los caballos bailaores: "Los caballos del Cortijo de Cuarto", como abandonó el urbanismo en nombre de una supuesta modernización que sólo son puñaladas. Así abandonó la cultura, cerrada en que una ciudad como esta sólo precisa un teatro y una orquesta, insulto lacerante a la ciudad, mucho más culta que su Ayuntamiento.

El turismo por sí sólo no nos sacará de pobres ni se trata de adaptarse a él. Eso se hace ahora, sin embargo, orientado a lo que Sevilla puede dar, que no es playa, podría ser una de nuestras principales fuentes de riqueza incluso aunque volviera a ser una ciudad industrial. Pero para aprovechar nuestros recursos haría falta un Ayuntamiento activo y centrado en su ciudad.

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