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EII

Un artículo de Miguel Ángel Rincón Peña

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  • Miguel Ángel Rincón, autor de este artículo. -

POR MIGUEL ÁNGEL RINCÓN PEÑA

El pasado 19 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, que básicamente engloba a la enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa. Algunas personas que padecen esa enfermedad crónica me dijeron que cómo no había escrito nada este año sobre el tema. Lo cierto es que, precisamente, la semana pasada andaba yo peleándome con mi enfermedad de Crohn y no me apetecía demasiado hablar de ella, pero ahora que ya estoy más recuperado del envite, voy a comentar algunas cosas. No escribiré desde una perspectiva impersonal explicando lo típico: datos técnicos, estadísticas, síntomas, etc. En esta ocasión lo haré desde la perspectiva del paciente.

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal es eso que hace que la vida sea mucho más complicada. Alguien con Colitis o Crohn, llega del trabajo buscando el sofá como quien busca la orilla de la playa tras un naufragio. Es también el temor a realizar cualquier viaje por si de repente llega un brote; es entrar en cualquier sitio y tener que localizar los servicios, por si acaso; no poder salir a jugar o a pasear con los hijos, los perros o los amigos, porque la diarrea o los dolores de barriga no lo permiten. Aguantar estoicamente los dolores articulares derivados de la enfermedad, los cólicos nefríticos, las llagas en la boca, el reflujo, el puñetero insomnio, las fistulas, el tremendo cansancio, los problemas psicológicos, además de los posibles efectos secundarios a causa de la medicación. En fin, es tanta la sintomatología asociada que me quedaría sin espacio en esta columna. Puede que lo peor sean las estenosis, que a la larga, llevan al paciente de visita al quirófano. Como ven, la vida de las personas con alguna EII no es fácil. Por eso, los 19 de mayo las asociaciones de enfermos piden más comprensión a la sociedad, y en concreto, a las familias, amistades y sanitarios. Hay que comprender que cuando la persona afectada por la enfermedad se derrumba en el sofá o la cama no es por gusto ni por holgazanería, sino porque el cansancio crónico no le permite realizar su actividad cotidiana. Comprender que cuando no quiere ir a la playa, a la piscina o de senderismo, es porque tiene miedo a no poder controlar las diarreas, por ejemplo. Entender, así mismo, que estas enfermedades también conllevan problemas psicológicos, como ansiedad o depresión. Es importante saber que el amor, el cariño, la comprensión y el apoyo se hacen tan necesarios como la misma medicación. Mucho ánimo a quienes padezcan estas enfermedades y confiemos en que pronto haya una cura.

 

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