La nueva presidenta del grupo se impuso en unas elecciones internas del partido con el 67,65 por ciento de los votos al otro candidato, el vicepresidente del movimiento Bruno Gollnisch.
La ganadora del escrutinio, que escuchó su nombre de boca de Jean-Marie Le Pen, subió al escenario del palacio de congresos de Tours con los brazos abiertos en señal de victoria, un gesto que tomó prestado de su padre.
A sus 42 años, la heredera del histórico líder de la ultraderecha francesa, que actualmente es eurodiputada, se perfila también como la candidata del partido a las Presidenciales de 2012.
Pese a la continuidad en el nombre, la elección de Marine Le Pen se interpreta como una renovación, porque la nueva presidenta del FN ha mostrado su intención de cambiar el discurso del partido para llegar a un mayor número de electores potenciales.
Esa estrategia, criticada por algunos históricos del movimiento de extrema derecha, convenció a un gran número de los 22.403 militantes que tenían derecho a voto.
El partido se felicitó de la alta participación, un 76,45 por ciento de los militantes.
Durante varios meses de campaña electoral, Marine Le Pen contó con el respaldo decidido de su padre y de buena parte de los principales dirigentes del partido.
Nacida en 1968 en la exclusiva localidad de Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París, la tercera hija del líder ultraderechista dio sus primeros pasos en política en 2002, en una campaña electoral en la que su padre logró clasificarse para la segunda vuelta de las Presidenciales desbancando al candidato socialista Lionel Jospin.
Aunque finalmente cayó derrotado por el conservador Jacques Chirac por un amplio margen, aquella elección marca el techo del FN, que Marine Le Pen se ha propuesto mejorar.
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