Según datos recogidos en el informe sobre la situación socio-económica de Andalucía 2009, las empresas grandes suponían ese año en la región un 0,08 por ciento, las medianas un 0,5 por ciento y las pequeñas un 4,3 por ciento.
Las empresas sin asalariados representan el 51,5 por ciento del total y las que tienen entre uno y nueve trabajadores suponen el 43,8 por ciento.
De hecho, el único segmento que aumentó su participación en el total de empresas andaluzas (en más de 1,5 por ciento en 2009) fue el correspondiente a las que no tienen asalariados.
La disminución de las altas empresariales y el incremento de las bajas provocó una reducción de la capacidad emprendedora en Andalucía en 2009, poniendo fin a una tendencia muy favorable que se mantuvo desde inicios de la década de los noventa.
El número de empresas se cifraba a 1 de enero de 2009 en 510.072, un 2,4 por ciento menos que un año antes, lo que provocó una bajada del peso en el tejido empresarial español (15,2 por ciento), inferior al que le correspondería por población y superficie.
El sector servicios siguió aumentando su peso en la demografía empresarial y fue el único que levemente registró un aumento hasta alcanzar el 82,6 por ciento del total de empresas en Andalucía, según el informe del CES.
En sentido opuesto se movió la construcción, donde hubo un descenso pronunciado de empresas, cuya participación en el tejido empresarial andaluz disminuyó en más de 1,5 puntos porcentuales respecto al año anterior.
Según el informe, el descenso en la actividad empresarial y el aumento de la población originó una menor densidad empresarial en todas las provincias andaluzas.
Asimismo, el estudio destaca que, aunque la mayoría de las empresas las crearon los hombres, en los últimos años se aprecia una “clara mejora en la proporción de mujeres empresarias” y especialmente significativo es el incremento de las pertenecientes a actividades de agricultura e industria y energía, superando a los servicios a empresas.
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