Las fórmulas barajadas, según han apuntado fuentes del Ejecutivo, tienen como objetivo retrasar de forma efectiva la edad media en la que los españoles comienzan a cobrar su pensión, que se sitúa en estos momentos en los 63 años y diez meses.
Después de aprobar sin apoyo de los agentes sociales la reforma laboral, el Gobierno quiere que la de las pensiones cuente con el respaldo de la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo y de los sindicatos, pero éstos y el PP ya han anunciado su desacuerdo con el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años.
Ante ese panorama el Gobierno ha seguido defendiendo la necesidad de esa medida, pero elude hablar de líneas rojas y reconoce que hay más vías para lograr el objetivo perseguido, que es garantizar la solidez del sistema de pensiones.
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