Navalcardo

Lo del tren

Es un tema recurrente. Porque es un problema vitalicio, persistente en el tiempo

  • Estación de Jaén. -

Es un tema recurrente. Porque es un problema vitalicio, persistente en el tiempo. No ya por la escasez de comunicaciones o el aislamiento ferroviario y la famosa “cobra” del AVE que sonroja por inexplicable. Todo eso está casi asumido. Lo triste es que ahora el tren genera titulares por protagonizar episodios rocambolescos.

“El tren Media Distancia de Jaén deja tirados a cerca de 40 pasajeros en Espeluy” publicaba en exclusiva este diario el pasado 17 de octubre. La noticia se ha convertido en la publicación más leída del mes que acaba de finalizar en la edición digital de Viva Jaén.

Si profundizamos en la historia de aquello que padecieron quienes se vieron abandonados en Espeluy, lo sucedido cobra tintes de esperpento. Algo que sucedió pocas semanas después de otra escena surrealista protagonizada en un vagón repleto de jóvenes jiennenses con vocación por la música, que pertrechados con violines, amortiguaron la desesperación de más de una hora de retraso en el viaje regalando al resto de viajeros una interpretación del “Canon” de Pachebel. 

La escena es por todos conocida gracias a ese verbo que incorporan intrínsecamente los smartphones de este tiempo que nos muestran a ojos de todo el mundo lo que sucede en secreto: viralizar. Los jóvenes músicos jiennenses se volvieron virales tocando dentro sus violines dentro de un vagón de tren. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, aplaudía la escena y lanzó al mundo el mensaje “el talento andaluz todo lo puede”.

Pero más bien, y desde un prisma puramente jaenero, sabemos que realmente ahí convendría más bien afirmar que es el estoicismo jiennense el que propicia situaciones así. No nos equivoquemos. Porque aquello sintoniza más con la famosa escena de la orquesta del Titanic hundiéndose, pero sonando, que realmente con la magia y el talento de quienes son oriundos de esta provincia y deben salir fuera de ella para desarrollarse en sus sueños e ilusiones, aprovechando esas oportunidades que la vida da y que a veces se asemejan a esos trenes a los que supuestamente hay que subirse para viajar en busca del éxito y la felicidad.

Esos trenes que aquí se retrasan, casi se eternizan, a veces no llegan o directamente se marchan  vacíos porque no esperan.

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