Creo que todos estaremos de acuerdo sí digo que Huelva es una de las ciudades con más posibilidades del “mundo mundial”. Luz, mar, sierra, gastronomía, folclore, cultura, historia etc… y aún así, andamos mendigando infraestructuras que nos den esa visión que todo onubense que se precie tiene. Recuerdo que mi amigo Nicolás Capelo me comentó en una de esas entrevistas chungas que le hice: “Huelva tiene de to y no tiene de na”. Y en cierta forma es así: tenemos todos los ingredientes para ser la ciudad con más proyección turística de España y llevamos años soñando con lo mismo sin que se observen cambios significativos para ello.
Ya no hablo del aeropuerto, que sería un objetivo más a largo plazo, hablo de infraestructuras, mayor conexión directa con los pueblos, “atracciones atractivas”, información, colaboración con los empresarios y ciudadanos, invertir más en limpieza y saneamiento, modernización y/o adecentamiento de zonas de interés turístico, etc… Tenemos el mar a escasos metros de la ciudad y vivimos de espalda a la mayor fuente de ingreso de cualquier zona de playa, algo que nos lleva pasando factura desde hace más de 40 años. Cierto es que se observan algunos cambios en la ciudad, pero no conectan directamente con los objetivos que deberían marcarse a fuego nuestros gobernante.
Huelva debería dejar de “apostar” por ser una ciudad turística, frase ya manida, y poner todo el empeño en serlo (sin tentar a la suerte) con objetivos claros y concisos, sin medias tintas, aprovechando nuestros recursos y no dejándolos en el olvido, o destruyéndolos, como ocurre con los cabezos, que nos resta seña de identidad y múltiples posibilidades atrayentes. Es triste observar en estos tiempos estivales cómo se desaprovecha el potencial de esta ciudad, vacía y semiaislada, mientras las promesas y supuestas intenciones siguen guardadas en cajones cerrados.
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