La política actual no está pasando por su mejor momento, es más, atraviesa una de las peores etapas de la historia de España, siendo en la actualidad de los sectores más odiados de este país, un hecho que no admite dudas.
Hace unos días una de las empresas veteranas de Huelva, La Tahona, dedicada a la repostería y a la elaboración de pan, cerró sus hornos tras más de 40 años de trabajo, algo que ha sido muy seguido en las redes sociales logrando cientos de comentarios y likes. La preocupación por que una entidad de estas características deje su labor siempre es un motivo de tristeza y más allá de la particularidad, de preocupación futura. Su dueña expone en un escrito adherido a la puerta del local los motivos claros y concretos que le han llevado a la quiebra, dejándose llevar por sentimientos de tristeza y dolor ante esta decisión. Grosso modo: costes altos en electricidad, agua, gas, impuestos, materiales a precios desorbitados, etc. Los onubenses han querido mostrar a través de sus comentarios el apoyo a dicha empresa que comenzó en 1984, siendo una seña de identidad para esta ciudad. Pero cabe destacar que la actual responsable de dicha empresa familiar entró este año en política (para qué dar más detalles) y dicho dato no ha pasado desapercibido para aquellos que confunden una parte por el todo, generando un odio, a veces, extralimitado en sus exposiciones.
El contacto con la política, y da igual el color, es una mancha que muchos nombres han forjado a lo largo del tiempo, dando una visión muy negativa de lo que debería ser. Atrás quedó el buen hombre o mujer que defendía los derechos de los ciudadanos (aún quedan algunos, por suerte) y ante casos como el que ha sufrido La Tahona de Huelva, dicha indignación y tristeza queda relegada a un segundo plano, en el que sale a relucir la política para descargar el odio que muchos ciudadanos sienten por este sector, estén gobernando o no. Particularmente, quiero aprovechar este espacio para agradecer a La Tahona la gran labor realizada, y que ayudara durante más de 20 años a la Asociación Arrabales, entidad que dirijo. Es una perdida tremenda para los trabajadores de esta empresa y para la ciudad. Mucha suerte en vuestro futuro.
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