Los partidos afrontan los días previos a la celebración de las elecciones municipales con el objetivo de tratar de convencer a los indecisos y conscientes en todos los casos de que los comicios pueden decidirse otra vez por un puñado de votos. Más allá de lo que digan las encuestas internas que cada formación maneja se hace obligado atender a los precedentes de 2015 y 2019, donde la balanza pudo inclinarse de uno y otro lado. Mamen Sánchez lleva ocho años en la Alcaldía gracias a que en ambos casos la ecuación final fue favorable a sus intereses, pero ambos comicios se decidieron por un concejal.
En 2015 fue el PP de María José García-Pelayo quien ganó las elecciones con amplio margen, aventajando al PSOE en diez puntos. Los populares obtuvieron once concejales y los socialistas siete, en uno de los resultados más pobres de su historia. El problema para García-Pelayo es que para alcanzar la mayoría absoluta se necesitaban catorce concejales y Ciudadanos –que se estrenó entonces en la Corporación- solo podía aportarle dos. Sánchez sumó a los siete propios los cinco de Ganemos –que irrumpió aquel año con fuerza- y los dos de IU, lo que le permitió llegar a los catorce ediles necesarios para ser proclamada alcaldesa.
Cuatro años después el PSOE ganó las elecciones, obteniendo diez concejales, todavía a cuatro de la mayoría absoluta. El PP –entonces liderado por Antonio Saldaña- logró nueve, por lo que estaba todavía un poco más lejos. A los populares tampoco les valía en esta ocasión con los cuatro ediles de Ciudadanos, pero los socialistas sí sumaron esa mayoría gracias a Adelante (3) y Ganemos (1). Vox estuvo a punto de irrumpir en la Corporación municipal. Literalmente no lo hizo por un puñado de votos, ya que obtuvo el 4,90 por ciento de los votos, a apenas unas décimas de ese 5 por ciento que garantiza representación.
Todo el mundo ha asumido la idea de que estamos ante una cuestión de bloques y no únicamente de siglas, de ahí que más allá de quién pueda ser la fuerza más votada lo que cobra verdadera importancia es la suma posterior de concejales, y tanto en 2015 como en 2019 el resultado final fue bastante más apretado que la sensación que ha quedado posteriormente de ambas legislaturas, en las que se ha visto a Mamen Sánchez gobernando con relativa comodidad.
En estos últimos días toca aterrizar en la realidad de cada uno de los distritos en los que se va a jugar el futuro de la ciudad. En 2019, el PSOE ganó las elecciones municipales en siete de los diez distritos, mientras que los tres restantes cayeron del lado del PP. En 2015, sin embargo, fueron los populares quienes lograron ser la fuerza más votada en siete distritos, mientras que los socialistas únicamente ganaron en los dos distritos de la zona rural y en el siete. Quizá lo más llamativo del análisis del resultado electoral por distritos de hace cuatro años es que Vox -que no obtuvo finalmente representación- cosechó sus mejores resultados en el número siete, en el que se integran las barriadas más populosas de la zona sur.
El PP logró la victoria en tres de sus feudos tradicionales, los distritos uno, dos y cuatro, si bien en todos ellos perdió votos con respecto a los comicios de 2015. Pero sin duda el distrito clave es el seis (La Granja-Delicias-Asunción), que hace cuatro años tenía a 53.957 jerezanos con derecho a voto. El PSOE ganó en esta zona de la ciudad con el 32,79 por ciento de los sufragios, mejorando su media global, que fue del 31,83. El PP, por el contrario, no pasó en este caso del 21,14 por ciento, cuando su media fue del 28,09.
En el distrito siete (que incluye a la zona sur casi al completo), el PSOE sacó el 34,42 por ciento de los votos, dándose la circunstancia de que fue aquí donde Vox sacó su mejor resultado, contando con el respaldo del 7,43 por ciento de los electores y sobrepasando incluso a Ganemos, que se quedó en el 5,57. El PP se quedó en el 19,13, cinco puntos y medio por debajo del resultado de las elecciones de 2015. En estas elecciones deben tenerse en cuenta además varios factores.
Mamen Sánchez acumula ya ocho años al frente del Ayuntamiento, con todo lo que ello supone para bien y para mal. Por su parte, el PP ha sustituido a Antonio Saldaña por María José García-Pelayo, que ha ejercido como alcaldesa hasta en dos ocasiones y esa circunstancia también tiene aspectos positivos y negativos para la candidatura.
En el arco político de la izquierda está por ver la capacidad de concentración de voto de La Confluencia (IU-Ganemos) y las opciones que quedan para Adelante Andalucía y Andalucía x Sí, cuyo reto es alcanzar ese 5 por ciento de sufragios que abren la puerta de la Corporación.
Por el otro lado, se da por hecho que Vox obtendrá representación –hace cuatro años se quedó fuera por muy poco- pero no está claro con qué fuerza lo hará ni el voto que le pueda quitar al PP. Ciudadanos, por su parte, va a pelear hasta el último minuto por ese 5 por ciento que le permita ser llave de cualquier opción de gobierno.
Ese es el escenario en el que justo dentro de una semana se celebrarán unas elecciones municipales en las que también cobran un papel importante las dinámicas que las diferentes fuerzas políticas llevan más allá del propio ámbito local, lo que viene a denominarse 'la ola', que lo mismo puede catapultar hacia arriba a determinada candidatura como lastrarla e incluso hundirla.
Ese fue precisamente el factor que hace ocho años posibilitó la entrada en la Corporación de concejales a los que apenas nadie conocía o gracias al que hace ahora cuatro Ciudadanos logró duplicar su representación.
No hay que olvidar por último que estas elecciones municipales se van a librar a medio camino entre unas autonómicas que dejaron una mayoría absoluta para el PP y unas generales cuyo pronóstico se adivina bastante abierto. Y en esta auténtica marejada de mensajes electorales 'la ola' puede llevarnos a cualquier sitio.
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