La semana del Día de la Mujer y el centenario del nacimiento de Lola Flores eran motivos más que suficientes para sentarnos a mesa y mantel con una de las grandes cantaoras jerezanas del último cuarto de siglo.
Con Tomasa Guerrero Carrasco hemos disfrutado de un almuerzo espléndido en un lugar mágico, Atuvera, junto al monumento de Lola en plena Cruz Vieja.
De los aromas del puchero que hacía su madre, de su fobia por el queso y de cómo se las ingeniaba en Japón para no comer pescado crudo hemos hablado con la artista en un ratito la mar de agradable.
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