Significado de la sesión de control al presidente de la Junta de Andalucía: dícese de aquella actividad parlamentaria en la que los grupos políticos representados en la Cámara preguntan cada 15 días al jefe del Ejecutivo y éste responde lo que estima oportuno. Da igual cuándo leas esto. En ésta o en pasadas legislaturas, en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas o incluso en el Congreso de los Diputados cuando comparece el presidente de la Nación.
Conviene no olvidar que entre las funciones que el Estatuto de Andalucía -artículo 30- confiere al Parlamento andaluz está la de ejercer un control continuado sobre la acción del Consejo de Gobierno. La propia institución, presidida en la actualidad por Jesús Aguirre, destaca en su página web la especial importancia de las preguntas orales al presidente del Gobierno andaluz aunque existan otras formas de control como interpelaciones, solicitudes de información y peticiones de comparecencia.
Quienes sigan cada dos semanas -exceptuando Navidad y verano- las preguntas verbales al jefe del Ejecutivo, ese puñado de héroes, comprobarán que sólo la crispación provocada por la ofensa de algún diputado -al que Aguirre suele llamar la atención- consigue romper el envoltorio de tedio que reina en la Cámara. Pregunta, respuesta; repregunta y réplica. Un formato cerrado, con tiempos tasados, apenas flexibilidad y cuyo margen de mejora es francamente difícil. Esto provoca que el debate parlamentario no sea atractivo, y sólo capte la atención de los representados cuando exista una confrontación dialéctica de nivel -que en estos momentos no se produce en la Cámara andaluza salvo ocasiones puntuales- o se escuchen insultos o improperios como ocurrió ayer durante la intervención del portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García.
¿Cómo hacer más atractivo el debate parlamentario con el objetivo de que atraiga la atención de la opinión pública? Una reforma del reglamento de la Cámara parece necesaria, y así lo ha reconocido en alguna ocasión su actual presidente. No solo para hacer más sugerentes las sesiones de control al Gobierno, también el Debate sobre el Estado de la Comunidad, un foro notable y fundamental para conocer hacia dónde camina Andalucía, que se convierte en una correlación de intervenciones que llega a aburrir a la más interesada de sus señorías.
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