Así lo aseguró ayer un inspector jefe de la Brigada de Investigación del Banco de España (BIBE) en una rueda de prensa para informar sobre los detalles de la operación Ícaro, que permitió la detención de nueve personas que introducían por Cataluña 30.000 euros falsos cada semana.
El inspector explicó que la peligrosidad de las copias residía en la técnica utilizada por los falsificadores: el offset, que aporta “bastante nitidez” a los billetes y consigue una “apariencia similar” a los verdaderos.
Además confirmó que la red no realizaba las falsificaciones, ya que éstas se llevaban a cabo en Italia, y ha explicado que “en España no hay una organización dedicada a falsificar billetes de una calidad importante”, pero que sí es un país “receptor”, entre otras cosas, por ser un lugar donde “el turismo aflora”.
Por eso, el responsable policial recordó a los ciudadanos lo importante que es conocer la moneda europea y sus características, y pidió que se sigan las recomendaciones del BCE, resumidas en el eslogan “tocar, mirar y girar”.
En este sentido, destacó que en la parte superior del anverso de los billetes verdaderos hay una zona realizada mediante calcografía en la que se aprecian unas rugosidades y unas crestas fáciles de detectar; y que es muy importante saber que la marca de agua, el hilo de seguridad y la banda holográfica son los aspectos más diferenciales entre un billete real y uno falso.
La red desarticulada, que ha sido catalogada por la Policía como una de las más activas de las detectadas en los últimos años, estaba formada en su mayoría por españoles y senegaleses que, tras adquirir falsificaciones en Italia, se encargaban de introducir los billetes en territorio español.
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