José Antonio Santos explicó que en diciembre pasado debía haber iniciado el régimen de visitas con su hijo de 12 años, pero el Punto de Encuentro Familiar ha respondido al juez que no puede agilizar el proceso porque tiene una acumulación de casos de entre seis y nueve meses de retraso.
El juez había ordenado además en noviembre pasado que el Equipo Psico-social del juzgado hiciera un estudio del hijo, padre y madre de cara a la recuperación de los contactos del niño con su progenitor, pero la orden no ha podido cumplirse aún, añadió el afectado.
José Antonio pasó once meses encarcelado por unas supuestas agresiones a su ex pareja que, según el archivo definitivo dictado por la Audiencia de Sevilla, no pudo cometer y se referían a lesiones que la denunciante se causó a sí misma.
En octubre de 2009, la Sección Cuarta de la Audiencia confirmó el auto de archivo dictado en mayo de 2009 por el juzgado de Violencia sobre la Mujer y levantó definitivamente la orden de protección de la supuesta víctima y las medidas cautelares de alejamiento del denunciado.
Las lesiones que presentaba la denunciante R. V. D. consistieron en cortes superficiales que, por su localización y forma, parecían fruto de "un origen voluntario, no exento de cierto cuidado, y no de un violento y descontrolado acometimiento" por otra persona, según la Audiencia.
Tras este auto de archivo, el juez de Violencia sobre la Mujer dedujo testimonio por un delito de denuncia falsa contra la mujer, dentro del cual José Antonio va a declarar el próximo 25 de febrero ante el juez de instrucción 3 de Sevilla para relatar su versión de los hechos.
Entre diciembre de 2005 y abril de 2008 la mujer presentó ocho denuncias por agresiones y acudió a programas de televisión para afirmar, entre lágrimas, que no sabía "cómo pedir protección para no ser la próxima en la lista" de mujeres asesinadas por su pareja.
La sentencia de la Audiencia llamó la atención sobre el hecho de que ninguna de las agresiones sufridas tuvo testigos, pese a los lugares públicos donde se produjeron, y recogen que el médico que atendió a la denunciante en el hospital en una de sus denuncias no se creyó que hubiese perdido el conocimiento durante dos horas y media por un traumatismo craneoencefálico que ni siquiera apreció en la exploración médica.
Los supuestos navajazos recibidos, según la sentencia, resultaron ser en su mayor parte "heridas incisas muy superficiales", situadas en la parte anterior del cuerpo y que no respondían a las heridas defensivas propias de quienes tratan de evitar una agresión con arma blanca.
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