“Para promover una pacífica convivencia que ayude a los hombres a reconocerse miembros de la única familia humana es importante que las dimensiones de la donación y de la gratuidad sean redescubiertas como elementos constitutivos del vivir cotidiano y de las relaciones personales”, dijo el Papa, en un discurso facilitado por la Santa Sede.
“Todo eso se convierte día a día en algo cada vez más urgente, en un mundo en el que, sin embargo, parece prevalecer la lógica del beneficio y de la búsqueda del interés propio”, añadió.
El Pontífice enmarcó su visita al albergue de Cáritas dentro del “Año europeo de la lucha contra la pobreza y la exclusión social”, promovido por el Parlamento y por la Comisión Europea.
“Deseo animar no sólo a los católicos, sino a todo hombre de buena voluntad, en particular a los que tienen responsabilidades en la administración pública y en las distintas instituciones, a comprometerse en la construcción de un futuro digno para el hombre”, afirmó Benedicto XVI.
Este futuro se debe construir “redescubriendo en la caridad la fuerza que impulse un auténtico desarrollo y la realización de una sociedad más justa y fraternal”, añadió.
Según el Obispo de Roma, la Iglesia, con su servicio a favor de los pobres, ha permitido y aún permite a “muchas personas” redescubrir su propia dignidad, “perdida a veces por trágicos acontecimientos”, y reencontrar la confianza en sí mismos y en el futuro.
“En su servicio a las personas en dificultades, la Iglesia se mueve únicamente por el deseo de expresar su propia fe en ese Dios que es el defensor de los pobres y que ama a todos los hombres por lo que son y no por lo que tienen o hacen”, comentó Benedicto XVI.
“Sabed que la Iglesia os ama y no os abandona”, dijo a los pobres del comedor del albergue de Cáritas el Papa, que homenajeó a las víctimas del seísmo de L’Aquila.
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