El pasado fin de semana me llegó un vídeo a mi whatsApp personal por parte de Rafael Agarrado, quien fue marido de Manuela Méndez 'La Chati'. Se trataba de una actuación de Manuela y junto a su hermana Paqui hace unos años en el patio de Bereber, local del barrio de San Mateo. Siempre que me llega algo así me gusta compartirlo porque me duele en el alma que testimonios audiovisuales valiosos del pasado queden en un cajón para los restos sin que puedan ser disfrutados por los aficionados. De hecho, algún día se tendrá que abordar ese asunto por parte de las instituciones, pues entre los tesoros audiovisuales y sonoros de tres o cuatro nombres que algunos conocemos, podría aumentar considerablemente el patrimonio del Centro Andaluz de Documentación del Flamenco.
A lo que iba. Ese vídeo en el que aparece una arrolladora Manuela, que nos dejó para siempre el mes de abril de 2013 a los 56 años, es un claro ejemplo de lo que fue este dúo que tuvo en el Madrid de la Transición la máxima expansión artística con la publicación en 1975 de un Lp de doce temas compuestos en su mayoría por Antonio Gallardo y Francisco Orellana, bajo el amparo de la casa Belter y la guitarra de Parrilla de Jerez. En 1983 continuaron su periplo discográfico con dos títulos con la producción de Pepe de Lucía, y la colaboración del propio Paco de Lucía e Isidro Muñoz.
Pero, a decir verdad, Paca y Manuela, o la Chati y la Paqui, como todos las conocimos, ganaban en el directo porque cada una aportaba un perfil distinto a la otra, incluso contrario pero complementario. Esto es, si Paqui parecía deslizar su elegancia por el escenario sin apenas aspavientos, la Chati era torbellino de arte y acaparadora de miradas. Las dos eran requeridas por los que sabían de arte, que no cualquiera es capaz de valorar este tipo de expresiones singulares. Ya saben ustedes aquello de que "no se hizo la miel para la boca del asno". El que más o el que menos ha tenido la suerte de coincidir con ellas en una fiesta jerezana, en algún Viernes Santo en el Cerro Fuerte, en alguna de las zambombas a las que acudían, en un rato de Feria del Caballo, o en algo más familiar. Eran muy generosas, y hablamos en pasado porque ya no está Manuela aunque Paqui todavía reaparezca cada cierto tiempo.
El mismo Alejandro Sanz solicitaba la presencia de este dúo para acontecimientos íntimos. Artistas de artistas. Sorprende que en la publicación de ese vídeo que me pasó Agarrado, que compartí en Instagram, fueran tantas las muestras de cariño y admiración para estas hermanas. El propio Miguel Poveda reaccionó, así como María Terremoto, David Palomar, Manuel Valencia, Miguel Salado... y otros tantos profesionales que, como el que escribe estas líneas, maldicen la hora en la que La Chati se marchó tras una enfermedad. Y qué decir de esa gente joven que no la conoció y que siguen aplaudiendo y suplicando vídeos del estilo para conocerla un poco más.
También pasa que artistas de generaciones posteriores como Sandra Rincón, Felipa del Moreno, o la propia Macanita, se miran en el espejo de estas artistas que fueron musa de Moraíto y sobrina de La Paquera de Jerez. Románticas y únicas, de un concepto brillante en la sensibilidad y las formas. Ellas, además de las letras que fueron recopilando de las grabaciones mencionadas anteriormente, eran expertas en lo que hoy se definen como covers, lo que se ha conocido toda la vida como versiones. Bien de Raphael ("Detenedla ya"), Ana Belén y Víctor Manuel ("Besos, ternura...") o coplas de Lola Flores, Marifé de Triana o Concha Piquer, eran personalizadas por estas voces sobradas de gusto. En el caso del vídeo al que nos referimos, interpretan eso de "mira, ya se acercan los luceros/ oye, cómo la noche se acerca/ vente, que se me escapan los besos/ por tenerte aquí a mi vera..." del genio Bambino. Energía pura, recuerdo imborrable, nostalgia de duelo y pasión desmedida. Paca y Manuela, dos hermanas en la vida y en el arte eterno.
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