La conexión ferroviaria entre Málaga y Granada, inaugurada esta semana a bombo y platillo por las administraciones central y regional, supone un oasis en el desierto ya que Andalucía sigue en el vagón de cola en cuanto a la instalación de traviesas en su suelo se refiere.
Ambas capitales andaluzas están ahora a poco más de una hora en tren gracias a un Avant, conexión que ha sido calificada de “histórica” y beneficiará a la economía y el turismo de ambas ciudades. Este acto inaugural ha demostrado dos cosas. Una, que nos contentamos con poco y, dos, que existe una concienciación clara, aunque tardía, por parte de nuestras autoridades acerca de la trascendencia que tiene este medio de transporte para vertebrar la comunidad, fomentar inversiones y mejorar el medio ambiente.
Más allá del mirlo blanco que supone esa nueva conexión ferroviaria, el panorama es desalentador. Empezando por el AVE Madrid-Sevilla que va a celebrar su trigésimo aniversario con un incremento de precios de padreymuyseñormío. Viajar a la capital de España en menos de tres horas es un artículo de lujo. ¿Qué familia con dos hijos puede gastar unos 600 euros en los billetes del AVE? ¿Es ésta la manera de fomentar el uso de la alta velocidad para restar coches de la carretera? ¿Cuándo llegará el AVE low cost a Andalucía? o ¿para cuándo la competencia de la empresa privada que pueda abaratar el precio de los billetes? Y eso que el tren de alta velocidad es la joya de la corona.
Si preguntamos en Almería, Huelva y el Campo de Gibraltar la desesperación permanece enquistada. Mientras tanto, durante los años en los que nos hemos ido lamentando y convocando alguna pequeña e insignificativa protesta, un lobby liderado por empresarios y políticos catalanes y valencianos han empujado a las administraciones para que éstas den prioridad al Corredor Mediterráneo en detrimento del ramal central que une Algeciras con Zaragoza, clave para el desarrollo económico andaluz.
Hace un año, a iniciativa del alcalde de Algeciras José Ignacio Landaluce, se dio el primer paso para sumar voluntades en la reivindicación de esa infraestructura. Recientemente, en Antequera, empresarios andaluces clamaron contra el abandono ferroviario. Tarde pero a tiempo. Y, por supuesto, el tren tendrá que estar en los programas electorales de los comicios de junio. Sí, junio.
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