El nuevo varapalo en el mercado internacional para Navantia, excluida del concurso del Ministerio de Defensa de Polonia para la construcción de tres corbetas, traerá cola. Ayer, el diputado nacional de Vox por la provincia de Cádiz, Agustín Rosety, lamentó otro revés para un sector que el PSOE dice que “es estratégico, pero al que no da ni las migajas a los astilleros de la Bahía”.
Y, entre la plantilla, la preocupación aumenta por la inconcreción de proyectos. Si bien, Cádiz funciona gracias a las reparaciones de cruceros, San Fernando encara la recta final del megacontrato de las corbetas de Arabia, sin encargos a partir de 2025.
En el caso de Puerto Real, la situación es acuciante. Tanto que la semana pasada, la plantilla inició movilizaciones. Y, al mismo tiempo, ha comenzado una ronda de contactos con los partidos políticos para trasladar al Congreso la necesidad de apostar decididamente por la viabilidad del astillero.
En este sentido, fuentes del comité de empresa advierten de que Navantia ha decidido unilateralmente destinar las instalaciones a energías renovables, sin que se hayan cerrado encargos, y da largas a la ejecución del BAM-IS, al menos hasta final de año. En cualquier caso, las mismas fuentes indican que “no es cuestión de hacer barcos exclusivamente”, sino garantizar faena. “Queremos un reparto homogéneo de las horas de trabajo”. Hasta 2031, Ferrol y Cartagena tienen cuatro millones. “Cuando los compañeros de Galicia se quedaron sin trabajo, se le cedió un BAM”, recuerdan.
Por el momento, la plantilla mengua, con apenas 300 efectivos del medio millar. Y, además, expresan su inquietud por el convenio, que expiró a principios de año y cuya negociación planteará a partir de mayo o junio problemas con, entre otros asuntos, la conversión de los 2.000 contratos eventuales y de ETT del grupo.
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