Andalucía

Le rebajan a dos años la pena por corrupción de menores al ser pedófilo

La Audiencia de Sevilla ha condenado a un hombre de 54 años a dos años de cárcel por corromper a una niña de 16 años, si bien la pena es inferior a los once años de cárcel que pidió la acusación al aplicarle la atenuante de trastorno mental por la pedofilia y drogadicción. La víctima recurrirá.

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La Audiencia de Sevilla ha condenado a un hombre de 54 años a dos años de cárcel por corromper a una niña de 16 años, si bien la pena es inferior a los once años de cárcel que pidió la acusación al aplicar al procesado la atenuante de trastorno mental por la pedofilia y drogadicción que padece. La víctima ya ha anunciado que recurrirá

La sentencia de la Sección Séptima, a la que tuvo acceso Efe, considera probado que el acusado I. T. C, entonces de 48 años, conoció en agosto de 2004 a la joven, entonces de 16 años, y mantuvo relaciones sexuales con ella a cambio de dinero hasta la primavera de 2006.

Teniendo siempre "pleno conocimiento" de su edad, el acusado elaboró vídeos de "neto matiz pornográfico" con sus relaciones con la joven y buscó a terceras personas que mantuvieron relaciones homosexuales y heterosexuales con ella, con objeto de satisfacer su voyeurismo.

La sentencia condena a I. T. C. a un año de cárcel por un delito de corrupción de menores y otro año por utilización de menores para elaborar material pornográfico, pena alejada de los seis años y medio que pidió el fiscal y los once de la acusación particular porque le aplica la atenuante de trastorno sexual combinado con dependencia a opiáceos.

El acusado "padece pedofilia y voyeurismo, lo que limita intensamente el control de sus impulsos sexuales", aunque, según un perito que declaró en el juicio, ello no afectaba a "la capacidad de comprender y conocer la ilicitud de su actuar".

La sentencia tampoco reconoce la agravante de haber sometido a la menor a prácticas "particularmente degradantes", entre ellas la escena que aparece en uno de los vídeos incautados en la que el acusado defecaba sobre el abdomen de la víctima.

La acusación alegó otra escena degradante cuando el acusado derramó una sustancia marrón sobre las nalgas de la joven, pero el tribunal entiende que en ese caso se ignora el contenido del tarro.

Precisa la sentencia que I. T. C. mantuvo su primera relación con la víctima con la promesa de que iba a cederle un apartamento para una amiga suya, y en posteriores ocasiones le regaló a cambio un ciclomotor, un ordenador, material informático, dinero y recargas para el móvil.

Los jueces absuelven a una prostituta profesional y a dos hombres que aparecían en los vídeos manteniendo relaciones con la menor, pues no se ha demostrado que conocieran su verdadera edad.

El fallo, además, impone el pago de una indemnización de 24.000 euros por el daño moral causado, pues la niña empeoró su rendimiento escolar, abandonó los estudios tras la ESO y se trataba de una adolescente con "serios problemas psicológicos" sobre cuyo desarrollo tuvo una "negativa influencia" la relación con el acusado.

Dada la diferencia de edad entre ambos, en I. T. C. debieron "funcionar los resortes propios de una persona adulta para detectar la compleja y delicada personalidad de la menor", dice el fallo.

Recurso ante el Tribunal Supremo

La letrada que ejerció la acusación en nombre de la menor, Encarnación Molino, dijo a Efe que va a recurrir la sentencia ante el Supremo para que se retire la atenuante de pedofilia y se incluya la agravante de comportamiento "especialmente degradante" hacia la víctima.

De hecho, la joven C. P. A, ahora de 21 años, dijo ayer que esta sentencia le parece "irrisoria e inaceptable" tras haber perdido "la juventud y los estudios", apuntando que ahora desea unirse a los grupos que luchan para agravar las condenas por pederastia para contribuir a "arreglar los fallos de la Justicia" y evitar que "el día de mañana puedan hacer el mismo daño a otra persona".

La denunciante lamentó que I. T. C. no ingresará en la cárcel y por ello expresó la "rabia e impotencia" que siente toda su familia después de haber visto "la vida destrozada a una niña".

"Después de cuatro años de sufrimiento, ahora le han impuesto una condena mínima porque le consideran un enfermo" debido a la pederastia y voyeurismo que presenta, por lo que la joven afirmó que "se sigue sintiendo una víctima" ya que "la Justicia no me ha respondido".

C. P. A. dijo que ahora "debe aprender a vivir" con el trastorno de personalidad que padece y explicó que planea unirse a quienes luchan por agravar las condenas por pedofilia. "Se me caería la cara de vergüenza si el día de mañana surge otro caso igual y yo no he hecho nada", aseguró.

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